"Fui a pedirle un leasing para comprar un tractor y me dijo que no había problemas. Al poco tiempo me llamó, que todo estaba ya preparado y firmé. Cuando había hecho la misma operación con otros bancos se hizo ante notario, pero esta vez él me dijo que no hacía falta". Lo que Antonio Rodríguez creía un leasing eran en realidad dos préstamos, uno personal y otro al consumo, de 24.000 y 12.000 euros respectivamente, que tuvo que empezar a pagar a un interés muy superior (7 y 10%). Admite que estuvo "a punto de firmar la reagrupación de deudas, porque mi mujer es de Villar del Rey --pueblo en el que vive el exdirector de la sucursal-- y lo conoce de toda la vida", pero decidió no hacerlo una vez que vio los movimientos que se habían hecho con cuatro tarjetas que estaban a nombre de él y de su mujer. Con las dos de su esposa "habían comprado en Mercadona, el Corte Inglés o Massimo Dutti. Hasta en Portugal".

Así las cosas, aunque su mujer "ha estado llevando al banco ochocientos euros al mes" con el fin de pagar las cuotas de tractor, le quedan por abonar 34.000 de los 36.000 euros que solicitó. "Un mes me llegó a pasar la misma cuota tres veces".

También asegura que se hicieron transferencias irregulares desde la cuenta de su suegro (unos 7.000 euros). "El día que se enteró que le faltaba dinero le dio un infarto cerebral. Una semana antes de que muriese hay una supuesta transferencia con su firma. El estaba ingresado y ya no sabía ni cómo me llamaba".