25 años siendo una referencia dan para mucho, pero sobre todo han servido para saltar una importante barrera de la que aún quedan escollos que sortear. De ser una desgracia que despertaba pena y lástima, lo que antes se denominada minusvalía ha pasado a convertirse en un derecho bajo el nombre de discapacidad y a conocer la solidaridad. "De la minusvalía a la discapacidad". Son los principales cambios que aprecia el director del Centro de Atención al Minusválido Físico (CAMF) de Alcuéscar en sus 25 años de asistencia, hoy denominado Centro de Atención a la Discapacidad (CAD). "Los conceptos y la concepción han evolucionando bastante", señala.

El mes pasado cumplió su cuarto de siglo y continúa siendo un centro pionero dentro y fuera de Extremadura. Sus puertas están abiertas para mostrar a todo aquel que quiera el día a día de los 120 residentes con movilidad reducida que viven allí. Reciben la atención integral que necesitan para vivir en las mejores condiciones. "La impresión de la gente que viene a vernos cambia cuando salen por la puerta, aquí no se ve lástima ni pena, se ven ganas de vivir y eso es lo que queremos transmitir", explica Isidro Moreno, el director del CAD desde el 2006.

Esta motivación y su filosofía le hacen seguir siendo un espacio único desde sus inicios: "potenciar las capacidades que les quedan en lugar de atender las que no tienen es nuestro objetivo". Y esto se hace a través de numerosas actividades de ocio y tiempo libre, deporte, pintura, teatro,... "Al fin y al cabo esta es su casa, y como estamos en un entorno rural, hay que suplir la falta de opciones con estas actividades".

Y si ha cambiado la forma de ver y atender la discapacidad en estos 25 años, no lo han hecho los servicios que prestan. El CAD atiende todas las necesidades diarias con la misma implicación. 81 cuidadores se encargan los 365 días del año durante las 24 horas del día de que todo esté cubierto. Además, hay otros profesionales, hasta 172 en total, que completan el servicio integral que reciben: "diez enfermeros, dos médicos, dos fisioterapeutas, un terapeuta ocupacional, un logopeda, un psicólogo,... Disponen de una atención que en otros centros es difícil tener".

Sus servicios le avalan, pero también sus cifras. Desde su existencia las 120 habitaciones individuales de que dispone no han descansado . "Las plazas están cubiertas siempre y la lista de espera es importante, entre ocho y diez personas. Hace unos días murió un residente y el próximo martes ya tenemos previsto un ingreso". La cifra de residentes extremeños ha ido en aumento también. En la actualidad el 60% son de la región, un 30% de otras comunidades españolas y en torno al 10% son extranjeros --árabes, magrebís y rumanos, principalmente--. Todos tienen en común que sufren un grado de discapacidad superior al 68% y son mayores de 16 años. "La normativa de estos centros contempla que pueden estar en él hasta los 62 años, pero cuando llegan a esa edad la mayoría no tiene acceso a residencias asistidas y el Imserso les permite que se queden", comenta Moreno.

Como este CAD, de titularidad pública y perteneciente al Ministerio de Sanidad y Política Social, existen solo cuatro más en España (El Ferrol, Guadalajara, Leganés y Pozoblanco) y harían falta más, porque aunque hay otros, solo estos atienden de forma integral. "Es bastante curioso que no haya más porque las comunidades tienen la obligación por ley de dotarles de servicios integrales. Somos un recurso ante las dificultades, aunque también hay muchas personas que prefieren una ayuda económica para contratar a un cuidador personal o dejarse atender por un familiar", señala el director, que está en permanente contacto con el Servicio Extremeño de Atención a las Personas con Discapacidad.

Pese a la evolución fundamental en los conceptos en este cuarto de siglo, Isidro Moreno dice que aún quedan retos pendientes, "sobre todo en la visualización de la discapacidad". Parafraseando al expresidente Ibarra que estuvo presente en los actos por el 25 aniversario del centro el pasado 29 de octubre, "hay que ponerse en los zapatos de las personas que tienen dificultades para vivir, sobre todo --añade Moreno-- porque esa dificultad podemos tenerla mañana cualquiera y no hay que conformarse con lo que nos toque vivir". Durante el acto se rindió un homenaje especial a los 19 trabajadores y 10 residentes que llevan 25 años sintiendo en el CAD de Alcuéscar esas ganas de vivir.