Arrivederci. Fue la despedida del líder de Izquierda Unida, Pedro Escobar, ayer en el último pleno de la legislatura celebrado en la Asamblea de Extremadura. Un hasta la vista más que un adiós, enfatizó el portavoz del grupo y líder de la formación, un deseo más que un formulismo protocolario, anhelando que la voluntad de las urnas del 24 de mayo le sea favorable.

Izquierda Unida ha tenido un papel más que destacado esta legislatura, desde el momento en que sus bases decidieron al comienzo de la misma que gobernara la lista más votada. Sin embargo, su oposición interna, así como la presión del PSOE, les hace temer que su discurso de buscar la gobernabilidad o de tratar de escorar al gobierno del PP hacia la izquierda no haya calado, sino más bien lo contrario. En Izquierda Unida no andan con medias tintas: o se quedan como están, porque su hipotética emergencia la ha fagocitado Podemos, o no alcanzan el 5% necesario para entrar en el reparto de escaños y desaparecen. Así de claro.

Día de despedidas en la Cámara autonómica y, en consecuencia, abrazos, besos y hasta 'selfies' con los teléfonos móviles de sus señorías. En el PSOE ya se sabe que sólo repiten en las listas 11 de los 28 diputados actuales; en Izquierda Unida que, al menos, uno de ellos, Víctor Casco, ha renunciado a su vida parlamentaria y se vuelve a su profesión que, por el momento, pasa por apuntarse al Sexpe como demandante de empleo; y en el Prex-Crex, que su portavoz, Damián Beneyto, se quita de en medio y veremos qué posibilidades tiene de venir alguien en su lugar al jugar su partido en la misma liga que Podemos y Ciudadanos. La excepción la marca el PP, cuyos diputados siguen con la sonrisa en la cara: hasta el 15 de abril no se confeccionan listas ni candidaturas, lo que aleja las disputas y los codazos lo menos 20 días.

Como algo inusual, el presidente de la Cámara propuso ayer, y se aceptó por parte de la Mesa, que el portavoz de cada grupo tuviera la oportunidad de despedirse desde la tribuna, aunque de forma aséptica, no política. Todos siguieron la consigna, a excepción de Valentín García, el portavoz del PSOE, quien se congratuló de la labor de todos, repartió agradecimientos, pero no perdió la oportunidad de criticar, por última vez, al gobierno de Monago. Su papel de la legislatura ha sido ese, el de azotar al gobierno dejando a Vara la cara amable. Y la guinda del pastel la tenía que poner.

A las 12 de la mañana estaba todo finiquitado. Ya no se oía a nadie en el Parlamento, más que los ecos de sus señorías comentando lo que llegaba desde afuera: un escándalo denunciado por el Gobierno ante la Fiscalía, una respuesta de la oposición a golpe de 'canutazo' ante la prensa. Acaba la legislatura, casi muere el Parlamento, que se mantiene latente hasta que savia nueva llegue, esa que decidirá tras las elecciones quién gobierna la región los próximos cuatro años.