Siete años sin celebrar debates monográficos en la Asamblea han dado paso a dos en menos de un mes. El primero, el pasado marzo a instancias del PP para hablar de desempleo; el segundo ayer, impulsado por la Junta de Extremadura (la revancha, según la bancada popular), para presentar su estrategia de economía verde y circular. Una estrategia con horizonte al año 2030 que pretende convertir a la región en un «referente mundial» y que según defendió el propio Guillermo Fernández Vara, «es por encima de todo un plan de empleo» que permitirá sustituir los puestos de trabajo que se han perdido en sectores como el de la construcción durante la crisis y que ya no se volverán a recuperar.

La oposición, que por la mañana se mostró muy crítica con la estrategia debido a su falta de concreción y la incapacidad de dar solución a los problemas actuales, por la tarde decidió dar «un voto de confianza» aprobando todas las medidas que presentaron los socialistas. Además, PP, Podemos y Ciudadanos se sumaron al documento planteando otras 346 propuestas (entre ellas un gran pacto por el agua, el cierre de la central nucelar de Almaraz o una nueva ley de la dehesa) que en los próximos meses se debatirán con la sociedad civil para terminar de configurar la estrategia hasta finales de este año.

En su intervención, Fernández Vara explicó que de lo que se trata es de crear riqueza y empleo de forma sostenible para minimizar los impactos contaminantes sobre el medio natural y contribuir a la lucha contra el cambio climático. En definitiva, poner sobre la mesa una alternativa a la falta de industria que permita a la región especializarse, competir y avanzar en igualdad de oportunidades aprovechando el potencial de sus recursos naturales. Convertir a Extremadura en «una marca de calidad de vida», dijo.

«Estamos hablando de turismo de naturaleza, de la calidad del cielo para ver las estrellas, de usar nuestros ríos y embalses para el ocio, de depuración de aguas residuales, de agricultura ecológica, cultivos alternativos, recuperación de la dehesa, reforestación de las áreas degradadas, planes para la eficiencia energética de los edificios, energías limpias…», señaló el presidente. Según explicó, la hoja de ruta ya se ha iniciado. Desde que la estrategia se anunciara en julio del 2016 se han llevado a cabo reuniones y encuentros en ámbitos empresariales, educativos e institucionales y se han recogido 294 actuaciones públicas y privadas que tienen que ver con la economía verde y circular.

PROYECTOS GUÍA / El plan también se ha presentado a la Unión Europea, pues «el desafío de la sostenibilidad ambiental» será clave junto a la innovación en los siguientes marcos de fondos comunitarios. De igual forma, se ha pactado con los sindicatos UGT y CCOO y la Confederación de Empresarios de Extremadura (Creex). El resultado es un documento que consta de cuatro programas (participación ciudadana; formación y capacitación; investigación y puesta en valor del potencial) y en el que se han incluido 30 proyectos guía que ya están en marcha y que servirán de ejemplo para otros a desarrollar en los próximos años. Entre ellos, el presidente citó Life Icirbus-4, dotado con más de dos millones de euros y dedicado a la depuración de los lodos procedentes de las plantas depuradoras agua o las cenizas de las centrales de biomasa para la obtención de materiales de construcción y fertilizantes de bajo impacto. También Bioresind, que trata de investigar nuevas técnicas para la optimización de producción de resina.

«Nuestra visión es favorecer un cambio en el modelo productivo basado en nuestros recursos naturales y nuestras capacidades, sostenible, inclusivo y generador de empleo y conocimiento», incidió Vara, que apeló «al compromiso de todos» para que esta estrategia pueda funcionar. Finalmente, los grupos de la oposición escucharon la llamada, pero en el debate matutino se mostraron escépticos ante los resultados reales que pueda acarrear el plan.

«Para nosotros también es importante lo que vaya a ocurrir en 2030, pero los extremeños le han dado su confianza para arreglar los problemas de hoy. Y como no cambie el rumbo, a ver si por el año 2060 o 2070 se obra el milago», replicó el diputado del PP Víctor del Moral. Este definió el plan como «una nueva arenga filosófica» que además no tiene reflejo en los presupuestos.

«¿Qué han sido durante décadas el valle del Jerte, Almoharín, San Vicente con el corcho, Jerez con el cerdo ibérico, Monterrubio con el aceite, Los Ibores y Valdefuentes con los quesos, o los productores de fruta, arroz o tomate si no es economía verde?», se preguntó. El diputado aseguró además que gran parte de las medidas planteadas ya estaban incluidas en la Estrategia de Especialización Inteligente que impulsó el Ejecutivo de José Antonio Monago, de ahí que los populares optaran finalmente por darle «un voto de confianza» para su puesta en marcha. Eso sí, en un año pedirán cuentas «para que todos los extremeños sepan cómo evoluciona la economía verde, cuánto se está invirtiendo y cuántos empleos se están creando».

PODEMOS Y C’S / Más crítica se mostró la diputada de Ciudadanos, María Victoria Domínguez. Aunque se abstuvo en la votación final, definió la estrategia de economía verde como «una estafa». «Lo que trae es una propuesta para que Extremadura siga siendo una región subvencionada por laUE, ni un solo proyecto para los extremeños actuales, los 120.000 que están en paro», afeó la diputada a Fernández Vara para después criticar, al igual que el PP, que las medidas expuestas carecen de soporte presupuestario.

Por último, el portavoz de Podemos, Álvaro Jaén, abogó por hacer un «análisis crítico» de la situación de partida para ver las herramientas con las que se cuenta de cara al cambio. En ese sentido, recordó a Vara que cuando en Europa ya se hablaba de economía verde, el PSOE apoyaba la construcción de una refinería en Tierra de Barros y que a pesar de los evidentes recursos naturales, Extremadura sufre graves déficits ambientales por la contaminación con nitratos o la mala gestión del agua en las prácticas agrícolas. Así, abogó por un nuevo modelo basado en el crecimiento y, sobre todo, en mantener y aumentar la población rural, lo que contribuiría a evitar la desertificación.

En respuesta a las críticas del resto de grupos, el portavoz de la bancada socialista, Valentín García, insistió en que la economía verde es el nuevo paradigma de desarrollo económico «y quien no quiera entenderlo se quedará a la sombra del avance de la UE». Para García, esta estrategia es en la actualidad lo que la sociedad de la información fue en 1998 para Juan Carlos Rodríguez Ibarra. «Aquellos que se reían y pensaban que era un iluminado, cuando llegaron al Gobierno sacaron pecho al ver que en la Junta había software libre, que Jara era una potente herramienta y que Extremadura era pionera en la receta electrónica», afirmó el socialista, que incidió en que Extremadura no encontrará solución a sus problemas si no sigue la senda de la economía verde.