Llueve en las vegas del Tiétar y del Alagón. A pesar de los nubarrones y del agua que cae a cántaros estos días dificultando la recolección de la preciada solanácea, los tabaqueros extremeños viven un momento feliz. Han tenido que pasar cuatro generaciones para que aparezca en el mercado una marca extremeña al 100 por 100 de tabaco.

Desde que vio la luz Quercus, una picadura de liar --seleccionada y curada en su totalidad en la región-- los consumidores han mostrado un interés creciente por ella. No lleva ni un mes en el mercado y ya ha superado con creces las expectativas de venta, esperando producir en esta campaña unos volúmenes cercanos a los 70.000 kilos en paquetes de 30 gramos.

Rosa Heras, representante de Verde Blanco y Negro, ante estas cifras, afirma que ya se está buscando ubicación para la instalación de la futura fábrica, barajándose distintos municipios de la zona tabaquera. «No olvidemos que Extremadura produce el 95 por ciento del tabaco español, con 20.000 puestos de trabajo directos e indirectos en nuestra región y 65.000 a nivel nacional», recalca.

Desde que comenzó a cultivarse en España, las grandes tabacaleras extendieron la falsa creencia de que el tabaco extremeño era de baja calidad, simplemente un relleno en las ligas que facilitaba una buena combustión. Quercus les ha enmendado la plana con un producto natural y sin aditivos.

La semana pasada medio centenar de estanqueros de Madrid se interesaron por las explotaciones donde nace Quercus, recorrieron las fincas tabaqueras y preguntaron por los secretos del curado del tabaco más nuestro. Por supuesto, no se los revelaron en su totalidad.

La liga de Quercus como en todas las tabacaleras es una combinación que solo conocen sus maestros elaboradores. Han sido años de intenso trabajo para llegar al aroma que buscaban. Quercus se fabrica con tabacos procedentes de las comarcas de la Vera y el Alagón, de las variedades Virginia y Burley respectivamente. La proporción de cada una de ellas es un secreto industrial. Lo cierto es que quienes han probado este tabaco aseguran que recuerda a los «de toda la vida», a los que fumaban nuestros abuelos. De hecho, los estanqueros afirman que no hay diferencias entre el aroma del tabaco Quercus natural y el que tiene al consumirse. «Muy suave, completo y arde muy bien», así lo definieron.

Rosa Heras explica que Quercus «no lleva nada. Ningún aditivo. Simplemente se han escogido los pisos foliares que correspondían y se han curado con mimo». Todo el proceso se realiza en Extremadura, salvo el batido y mezclado de la liga final y su conversión en hebra para poderlo envasar, que se efectúa en Bélgica.

Emiliano Pulido, cultivador y adjudicatario del secadero donde los socios entregan el tabaco a la cooperativa en Navalmoral, es un histórico de la producción de Virginia. Recuerda cuando esta variedad empezó a sembrarse de la mano de Manuel Bermejo y el Marqués de Griñón hace medio siglo. Ahora Extremadura aglutina el 95% de la producción nacional de tabaco, de la que viven miles de agricultores. Quercus hace realidad ahora muchos de los anhelos que tenía entonces.

El curado del tabaco no es tarea fácil. Los secaderos trabajan a full time controlando la temperatura y la humedad de las hojas. El curado dura unas 72 horas. Al principio a 38 grados de temperatura. Ésta va subiendo a medida que se reduce la humedad. Al final del proceso las hojas están a 72 grados y salen listas para clasificarse, todo ello calentado por una planta de biomasa.

Este año la climatología ha retrasado la cosecha. Aún hay tabaco en el campo para recolectar. Eso ha permitido que los estanqueros puedan conocer en un día todos los estadios del proceso, desde la recogida en campo, curación y selección. La traída y llevada trazabilidad, pero aplicada a esta solanácea. Los estanqueros preguntaron a los técnicos de la finca La Zamorana --en el municipio de Toril-- por la importancia del color de la hoja. Les explicaron que el naranja corresponde a tabacos «más fuertes» y el limón a los «suaves». La jornada de puertas abiertas, entre nubes y claros, finalizó con un arco iris sobre las vegas del Alagón que acababa en una parcela de tabaco Virgina, todavía sin recoger, entre verde y amarillo. Sin duda, un buen augurio para este Quercus que empieza a hacer historia no solo en Extremadura, sino en la agricultura nacional.