La última campaña de caza mayor en la región se cobró algo más de 28.400 piezas, de las que alrededor de 18.000 fueron cérvidos (ciervos, gamos, corzos y muflones), y las restantes, jabalíes, según el balance realizado por la Consejería de Sanidad. La cifra de piezas abatidas se ha incrementado un 7% respecto al año anterior.

En el análisis por áreas, se constata que es la zona de Cáceres la más fructífera para este tipo de actividades, ya que en ella se cobraron casi 13.000 piezas, seguida, a mucha distancia por Don Benito, con unas 5.000, y Navalmoral con menos de 4.000. En el resto no se llegó a las 2.000.

Como es lógico, también es el área cacereña la que acogió un mayor número de actividades de caza mayor, con 614 de las 1.689 que se desarrollaron en Extremadura.

El rendimiento por cacería también avala a Cáceres como la de más atractivo, ya que se cobró una media de 21 piezas por actividad, mientras que la media en la región no llegó a 17.

Por lo que se refiere a la naturaleza de las actuaciones, Sanidad apunta que la gran mayoría fueron monterías (1.240), seguidas de batidas (172). En cuanto a la caza selectiva y los descastes, sumaron, respectivamente, once y 58 actividades autorizadas.

Otro apartado del estudio alude al destino de los animales abatidos, señalando que dos de cada tres se comercializan en la región, un 25% se envían a otras regiones y el 13% se destina a autoconsumo. Del total de piezas, hay que descontar los más de 800 decomisos por razones sanitarias, de los que la mitad correspondió a que el animal abatido presentaba tuberculosis, más presente en las zonas de Navalmoral y Plasencia.