Un verano más, y ya van once, la organización conservacionista Adenex ha organizado las Escuelas de Medio Ambiente, unos campamentos de verano muy especiales que se han acabado convirtiendo con el paso de los años en una auténtica cantera de ecologistas y conservacionistas extremeños.

Pety Trinidad Ruiz, licenciada en Ciencias Ambientales, educadora ambiental y voluntaria de Adenex desde hace 7 años, es una de las monitoras de estos cursos, que en esta ocasión se desarrollan en el Centro de Educación Ambiental que tiene la Junta en un paraiso natural como es Cuacos de Yuste.

Pety explica que dentro de Adenex existe lo que se denomina Grupo de Trabajo de Educación Ambiental, que a lo largo de todo el año organiza campamentos de invierno y primavera y las veraniegas escuelas de medioambiente, convertidas ya en una auténtica tradición en la comunidad.

Con 120 niños y niñas de entre 8 y 16 años, distribuidos en 4 turnos que terminan el próximo 15 de agosto, uno de los retos a los que se enfrentan los monitores es el de enseñar a estos pequeños que es posible pasarlo bien sin televisión, videoconsola o teléfono móvil. "Entendemos que cualquier cosa que provoque alienación, que haga que el niño juegue solo, es negativa", por lo que estos complementos están totalmente prohibidos. Reconoce que "durante los dos primeros días se nota el mono, están como aburridos... pero en realidad no tienen tiempo libre, están siempre ocupados, y se les olvida".

Sin respiro

Y es que no les dan respiro. Por la mañana, itinerarios ecológicos, conociendo el entorno natural, la flora y la fauna de la zona de este bello enclave de La Vera. Por la tarde, talleres de todo tipo, desde cuadernos de campo al reciclaje pasando por el conocimiento de los cosméticos naturales o la biodiversidad. "En realidad son juegos, dinámicas, y actividades manuales con una carga lectiva".

Cada verano se elige un tema específico sobre el que gira todo el campamento y en esta ocasión ha sido el agua. De esta forma, todo se ha centrado en torno a la problemática del agua, la necesidad de llevar a cabo un consumo responsable y la situación de Extremadura en este sentido. Pety apunta que se pretende "que los niños se den cuenta de que la actuación de todos y cada uno tiene incidencia sobre el medio ambiente, no lo podemos mirar como algo ajeno".

La educadora ambiental destaca que en estos campamentos "se están criando futuros conservacionistas" que acaban asumiendo un concepto tan importante como es el desarrollo sostenible. "La calidad de vida no es sólo consumo, es respirar aire limpio, beber agua limpia... hay unas generaciones venideras que van a tener que asumir todo lo que nosotros hagamos mal y eso es importante tenerlo siempre en cuenta", comenta.

En un primer momento los chicos se muestran algo reticentes a este campamento de verano alternativo y al que muchos llegan porque sus padres están concienciados con los problemas medioambientales. Al final, muchos de ellos repiten e incluso acaban convirtiéndose en monitores.

"No es sólo diversión y ocio", sino que va más allá, con jóvenes moviéndose en armonía con la naturaleza, algo que "tiene beneficios muy importantes tanto físicos como psíquicos".