Ante las altas temperaturas se deben extremar siempre las precauciones con los alimentos que se consumen y se manipulan. Los microorganismos acechan para causar una intoxicación alimentaria.

Entre los microorganismos que en verano causan estas infecciones destaca la salmonela, aunque ésta, como tal, no es una enfermedad de declaración obligatoria. Se trata de un germen, del que existen más de mil especies de las que sólo algunas son patógenas para el hombre y pueden presentar diferentes enfermedades.

"La salmonelosis, que sería de forma genérica una enfermedad producida por salmonela, no se vigila desde el año 97. Se estuvo vigilando antes la fiebre tifoidea, pero llegó un momento en que estaba totalmente controlada, gracias a la mejora de las aguas de abastecimiento público, y se ha dejado de vigilar la salmonelosis como tal", indican fuentes de la Dirección de Consumo y Salud Comunitaria de la Consejería de Sanidad de la Junta.

Sanidad aclara que lo que ahora se vigilan son las toxiinfecciones, una intoxicación provocada por un germen que se transmite a las personas a través de los alimentos, "y dentro de éstas las más frecuentes son las producidas por algunos tipos de salmonela, aunque también pueden ser producidas en algunos casos por estafilococos o el botulismo".

La salmonela es una bacteria de origen intestinal que provoca una enfermedad gastrointestinal denominada salmonelosis, cuyos principales síntomas son dolor de cabeza, escalofríos, vómitos, calambres abdominales y, en ocasiones, fiebre.

En la mayoría de los pacientes la enfermedad se cura sola, sin necesidad de tratamiento; pero cuando las diarreas son demasiado severas, el afectado puede requerir hidratación, por lo que debe ser ingresado en un centro hospitalario. Entre las personas más susceptibles de padecerla figuran los niños, los ancianos, las embarazadas y aquellos que padezcan alguna deficiencia inmunitaria, como pueden ser los enfermos de sida o personas trasplantadas.

SU TRANSMISION Y MEDIDAS

Con las infecciones de salmonela siempre se asocia el huevo, y esto no deja de ser cierto, pero hay otras causas.

El huevo es uno de los alimentos que transmiten esta bacteria, al ser común en el intestino de las aves de corral y por usarse en alimentos como la mayonesa, pasteles de crema o merengue. Sin embargo, también las carnes de ave o vacuno y la leche y productos lácteos pueden ser fuente de contagio de salmonela.

Para protegerse de la salmonela, teniendo en cuenta que los alimentos contaminados por esta bacteria no huelen ni saben peor que lo habitual por regla general, lo mejor es no comer nunca alimentos crudos o poco cocinados. En el caso de las salsas caseras se debe añadir en épocas de calor más limón o vinagre del usual y no se deben guardar los restos para su consumo posterior.

Además, en verano se debe vigilar que los establecimientos donde se adquieren leche y productos lácteos cuenten con una instalación de frío adecuada y debe evitarse la falta de higiene en la cocina y menaje durante la manipulación de alimentos, pues ésta es otra fuente de contaminación.

Los alimentos se pueden contaminar a través de las manos sin lavar de un manipulador de alimentos infectado o que ha estado en contacto con las heces de algunos animales domésticos, de ahí que la higiene sea imprescindible.