Un joven con poncho de mejicano y sombrero de chino esperaba el autobús con otro amigo con la cara desdibujada, mientras unos metros más allá, un operario disfrazado con el mono del servicio de Limpieza barría la acera de la avenida de Colón. Eran las 11.30 de la mañana. Camino de San Roque, más carnavaleros rezagados que habían pasado la noche en la calle, bailando y bebiendo, agotaban las fuerzas del Carnaval en la barriada que centra los actos del último día de la fiesta. Allí, junto al olor a sardinas asadas y el ruido pegadizo de las comparsas, un Jesús Gil con la vista perdida intentaba mantener el equilibrio en una esquina, mientras decenas de jóvenes con ojeras y aliento rancio se apostaban en el césped o en los umbrales de la avenida Ricardo Carapeto.

La gente acudió de forma masiva a enterrar la sardina y ver a las comparsas que desfilaron por última vez, hasta el próximo año. En total desfilaron 13 comparsas y un artefacto, pues finalmente los de La Bullanguera decidieron no asistir por el fallecimiento de un integrante.

CIFRAS

Badajoz agotó ayer su Carnaval, el más numeroso según distintas fuentes, pues a las casi 100.000 personas que asistieron al gran desfile de comparsas del domingo, habría que añadir las 5.000 de la plaza de España para el pregón de Antonio Hidalgo, y las 15.000 que se juntaron ayer en San Roque, aunque las cifras bailan según las fuentes. La impresión general es que el carnaval va a más pues, objetivamente, las calles y los bares se llenan, hay más murgas y más comparsas.

Policía Local y bomberos coincidieron en señalar que no se han producido incidentes de importancia a lo largo de todos estos días, a pesar del bullicio y las aglomeraciones, salvo algunas intoxicaciones etílicas.