Badajoz recobró anoche el sonido y el sabor de la Semana Santa, después de la suspensión de la procesión de la Oración en el Huerto. Y lo hizo de con una multitud recibiendo a Jesús de la Espina a la salida de la iglesia de las clarisas descalzas, por ser una de las imágenes a la que los pacenses profesan mayor devoción. Como también al de María Santísima de la Amargura.

Ambas imágenes fueron acompañadas por 350 nazarenos de esta cofradía de silencio, fundada en el 1773 en torno a la reliquia de la Santa Espina que se venera en el convento.

La de Jesús de la Espina es una de las procesiones más solemnes de la ciudad y saca a la calle la mayor colección de insignias de la Semana Santa pacense. Este año ha estrenado faroles de acompañamiento en el paso del Cristo, la saya de la Virgen y la Cruz de Guía.

A la misma hora, las nueve de la noche, pera a dos kilómetros de distancia, los vecinos de la margen derecha del río se agolpaban para ver salir de la parroquia de San Fernando y Santa Isabel en su nuevo trono el paso del Cristo de la Angustia, y al de la imagen de María Santísima de la Misericordia.

Además, este año iban acompañados por la Banda de Cornetas y Tambores Nuestro Padre Jesús Nazareno, de Zafra, algo inusual en este desfile, considerado muy sobrio. Tan sobrio como espectacular a su vez resulta su paso por el puente de Viejo sobre el río el Guadiana, y su llegada a la ciudad intramuros por la Puerta de Palmas.