La versión oficial de la superficie que ardió en el incendio de Villuercas e Ibores sigue sin convencer a todo el mundo.

Ayer mismo Marcelino Cardalliaguet, delegado en Extremadura de SEO/Birdlife, dejaba claro que calculaban que la superficie quemada en realidad "es mucho mayor de lo que se ha dicho, y podría rondar las 20.000 hectáreas", 8.000 más de las que fijó la versión oficial.

Cardalliaguet reconoce que no puede confirmarlo porque la organización no dispone "de los medios para hacer una medición precisa, pero hemos recorrido las zonas y la impresión es que hay más de 12.000".

Al margen de cuánto ardió, al delegado de SEO le preocupa el futuro. Según señaló, lo más relevante en este momento es asegurarse de que las lluvias no arrastran el suelo fértil, porque si esto sucede la zona sería irrecuperable. "Antes de plantearse la reforestación habría que replantar especies de matorral mediterráneo de crecimiento rápido que retengan el suelo, porque han ardido zonas de mucha pendiente y hay un grave peligro de erosión", explicó.

En cuanto a la recuperación de la zona para que quede como estaba, Cardalliaguet estima que tendrán que pasar al menos medio siglo. Parte de la zona devastada estaba compuesta por bosque de rivera de alto valor ecológico, junto a las no menos importantes masas de roble y castaño. También ardieron pinos "y se podría aprovechar para replantar ahora especies autóctonas".

Hoy está previsto que el vicepresidente de la Junta, Ignacio Sánchez Amor, visite la zona afectada, y se vuelva a reunir con los alcaldes de Castañar de Ibor, Alía, Guadalupe, Cañamero, Navalvillar de Ibor y Robledollano. En este encuentro es posible que se ofrezca una estimación de pérdidas y se anuncien medidas para recuperar los espacios dañados.