Los últimos datos de la EPA, Encuesta de Población Activa, publicados esta semana, vienen a darle al PP de Monago un balón de oxígeno de primer orden. Porque, con la que se ha vivido hasta ahora, registrar 13.000 parados menos en Extremadura en el último trimestre, un descenso del 8%, pone de pie al más pesimista, pero añadir que hay 27.700 desempleados menos que hace un año, una bajada del 15,8%, pueden hasta hacerlo levitar. Es verdad que no se pueden echar las campanas al vuelo dado que todavía hay 147.700 parados en la región, lo que arroja una tasa de desempleo del 29,4%, pero por primera vez en dos años y medio se baja de la barrera psicológica del 30% de desempleo y de la fatídica cifra de 150.000 parados. Sólo hace 3 meses había en Extremadura una tasa de desempleo del 32% y 160.700 parados, una cantidad inasumible para cualquier proyecto político.

Actualmente hay 15.000 personas más trabajando que en el mes de marzo pasado, lo que se traduce en creación de empleo neto. Además, no se puede hablar sólo de puestos de trabajo estacionales pues si en el mismo periodo del año pasado el paro bajó en 8.700 personas y en 2012 lo hizo en 6.300, esta vez lo ha hecho nada menos que en 13.000.

Es cierto que se ha elevado ostensiblemente la contratación temporal y que en un año ha descendido la tasa de activos en 12.900 personas, bien porque han emigrado, bien porque han desistido de buscar un empleo. También es verdad que buena parte de los contratos de trabajo que se han hecho en los últimos meses son en precario, de media jornada. Pero esto del paro es como decía el del pueblo cuando le preguntaban cómo estaba su tía: "Comparada con hace un año, que se estaba muriendo, está muy bien, gracias". En el caso de Extremadura, establecer similitudes con el año pasado o el anterior es describir un panorama al menos esperanzador. No hay por menos que poner de manifiesto que, a pesar del desastre provocado como consecuencia de la crisis, el cuerpo del enfermo parece que ha parado de sangrar y, por lo menos, ha empezado su recuperación. Puede que éste recaiga como dicen los agoreros, pero de momento tiene pinta de salir adelante; cojo y medio ciego, pero adelante al fin y al cabo.

Entra dentro de lo predecible que en la pugna política sólo el PP y, de paso, la patronal empresarial extremeña hablen de cambio de tendencia. Los partidos de la oposición, y también los sindicatos, califican estos datos y los anteriores de coyunturales e incluso indican que les parece precipitado establecer conclusiones. Es evidente que cada cual ve la cuestión como le parece, entre otras cosas porque plantear escenarios de recuperación supone revestir de votos al gobierno de turno e indicar justo lo contrario hacerle caer en apoyos. Pero hay cuestiones que no se pueden negar y es que el paro o sube o baja, porque ya se sabe que el vaso puede verse medio lleno o medio vacío, pero la verdad es que está por la mitad.

Monago llegó al poder prometiendo más empleo y menos impuestos. De momento, y antes de llegar a las urnas, va a poder cumplir lo segundo, y aunque por ahora no ha bajado la cifra de desempleo que se encontró, le restan diez meses y siempre podrá decir que, al menos, la tendencia alcista que venía de la legislatura anterior --el PSOE cogió en junio del 2007 una tasa de desempleo era del 12% y la dejó en el 23,3% en junio de 2011--, ha conseguido frenarla y hacerla descender.

Uno de los problemas que presenta la ciudadanía para el político es que no tiene aguante, y menos en una coyuntura de crisis donde pasan los meses y no se vislumbra un horizonte claro. Plantear como ha hecho el PP un gobierno donde no se apuesta por las ideologías, sino por el sentido práctico de las ideas puestas en marcha, tiene que venir acompañado de resultados tangibles, hacerle ver a la gente que los esfuerzos, los recortes, en suma la contención del déficit, no ha sido en balde y que los resultados van a venir. Porque, como decía un veterano político extremeño, ponerse a arreglar las cuentas para que luego venga otro a ganar las elecciones es de tontos.