TCtomo golondrinas de verano, los que se fueron vuelven a alegrar la vida de los pueblos extremeños. Con más recursos que en la ida, con más nostalgia. Cada árbol, cada piedra, les trae recuerdos. Es el agosto de Extremadura, la vuelta de los hijos, y los hijos de los hijos, que disfrutan de la vida pacífica de nuestros pueblos, de sus fiestas a las que contribuyen de modo especial. Bienvenidos todos a la familia amplia, al regocijo común de Extremadura en su reencuentro. Ahora también se van los jóvenes, como se fueron antes los mayores, sin la maleta de cartón, ya marchan con el respaldo del euro y la mayor cultura. Ya es el ordenador y al menos el graduado escolar y otros con licenciaturas y doctorados. Volverán, volverán cuando haya oportunidad, cuando Extremadura no esté adormecida, cuando tenga iniciativas serias para albergar a todos sus hijos. Cuando haya trabajo para todos, ¿por qué hay que marchar? ¿Quiénes son los culpables del destierro forzoso?

La tierra atrae como un imán. Ser felices en la propia tierra, reposar con los antepasados, vivir la etapa de júbilo al lado de los que convivimos en otros tiempos, de los que nos entienden. Esas pequeñas residencias que abiertas (pisos tutelados), son una bendición. Estamos atendidos y podemos ir a nuestras casas y recorrer el pueblo, ¿qué más queremos? Están juntos, se sientan juntos y pasean y comentan sus recuerdos y sus dolencias como las golondrinas parlotean en los alambres. Son nuestros, son de la familia. Se fueron con lo puesto o quizás malvendieron los pocos olivos, los huertos y hasta la casa, y ahora han vuelto, vuelven con todo, con todo lo que les queda. Bienvenidos todos con nuestra nueva visión de lo viejo, de lo que aún queda de nuestra niñez. La patrona, la fiesta, los rincones en que jugabais en vuestra juventud, os esperan.

*Secretario generalde Extremadura Unida