Cuando el paisaje extremeño dibuja cada vez con más frecuencia unos campos llenos de placas solares y al que se unirán dentro de poco modernos molinos de viento, resulta que una práctica ancestral como dejar los restos de la agricultura y la ganadería en el monte está siendo muy desaprovechada para producir energía y, sobre todo, generar empleo. Hasta 3.000 puestos de trabajo si se explotase bien ese potencial que se deposita en los bosques y en el que Extremadura podría liderar el mercado español por su propia idiosincrasia agrícola y ganadera, y por su extensiva masa forestal. Poco a poco, expertos en la materia se están dando cuenta de que el futuro de las energías renovables pasa por la biomasa, que es como se conoce a la energía que resulta de la recogida y tratamiento de los restos de podas y desbroces de los montes. De hecho, después del verano está previsto que Acciona abra la primera planta en la región, en Miajadas, que producirá 16 megavatios. Y es que si esta turbina forestal se aprovechase, cada año se podrían producir 150 megavatios, el equivalente a las necesidades de Cáceres o Mérida.

La Asociación Extremeña de Empresas Forestales y del Medio Ambiente (Aeefor) advierte de estas posibilidades, porque "no hay un mercado que tienda a aprovechar los restos del bosque", comenta Francisco Castañares, presidente de esta institución, cuando esos residuos para hacer biomasa "pueden tener más producción que la propia madera, y hay un mercado potencial muy importante que poder desarrollar, con creación de empleo y fijación de la población en el medio rural", explica. La biomasa, insiste, "es la tecnología de las energías renovables que más futuro tiene porque el mercado de la energía termosolar y de la eólica ya está ocupado". Y dentro de esas posibilidades, "Extremadura está llamada a liderar esta energía". A este respecto, indica que Aeefor, la Junta y empresas del sector trabajan de la mano para concretar estos proyectos.

En este sentido, además de la planta mencionada en Miajadas, una docena de empresas han presentado proyectos de este tipo en la región para generar unos 100 megavatios de energía eléctrica, en zonas como la Sierra de Gata, Las Hurdes, La Siberia, el Valle del Ambroz y Tentudía, con una producción de 15 o 20 megavatios cada planta.

Castañares resalta además que la biomasa ofrece más rendimiento energético por un menor coste. Un ejemplo, 20 megavatios de esta energía necesita de una inversión de entre 30 y 35 millones de euros; mientras que una planta termosolar que produzca 50 megavatios requiere 300 millones de euros. Además, reitera, este tipo de energía "es mucho más sociable, y es capaz de generar mucho más empleo, porque hay que recuperar los residuos, cargarlos, transportarlos y trabajarlos en la planta", algo que no sucede con la energía termosolar y eólica, dice, ya que basta con poner placas y molinos que recojan los rayos del sol y el viento.

LA FACTURA DE LA LUZ Además, y ahora que el Gobierno baraja subir la tarifa eléctrica, este tipo de energía "sin duda" podría ayudar a reducir la factura de la luz, destacó ayer el consejero de Industria, Energía y Medio Ambiente, José Luis Navarro, que se entrevistó con el presidente de la sección de Biomasa de la Asociación de Productores de Energía Renovables, Manuel García. Según Navarro, la biomasa contribuye a no utilizar otras fuentes, como quemar gas, que encarecerían el precio global del mercado eléctrico. Asimismo, resaltó que es "la más gestionable" de las renovables, porque "aunque no haya sol, ni viento, si hay biomasa se puede utilizar todas las horas todos los días del año".

Por su parte, Manuel García apuntó que sólo con los impuestos que generaría la biomasa, se podrían cubrir las primas que se necesitan para su desarrollo.

Ambos destacaron el potencial de Extremadura en esta materia y reiteraron la necesidad de que el Gobierno cambie la regulación actual y se fijen unos objetivos más ambiciosos para el 2020, para garantizar la viabilidad económica de estos proyectos.