¿Puede un limón dar electricidad? ¿Qué es lo que hierve y si lo tocas te deja helado? ¿Se puede medir el amor? El viejo hemiciclo de la Asamblea dejó de lado las sesiones solemnes para convertirse en una especie de feria donde escolares de todas las edades iban de un puesto a otro viendo cómo lo que estudian en los libros de ciencia puede convertirse en algo concreto, palpable y, sobre todo, cómo puede aprenderse química, electricidad o termodinámica de modo divertido.

En uno de los puestos, se mezclaban sustancias que iban burbujeando hasta hacer estallar un globo. Un poco más allá, los alumnos palpaban una lámpara de plasma, conocían cómo se medía la temperatura y veían asombrados como un secador movía las aspas de un pequeño molino y se iba iluminando un pueblo en miniatura.

En el siguiente, dos limones se convertían en pilas que alimentaban un reloj digital y el monitor vertía hidrógeno líquido en un cuenco e inmediatamente empezaba a hervir. Los escolares se retiraban prudentemente para no quemarse, hasta que el monitor introducía en el recipiente una goma y la sacaba... completamente congelada. Así explicaba que el hidrógeno entra en ebullición a -196º, y no a 100º como el agua.

Además, un instrumento con forma de seta era activado para generar electricidad estática y atraía como por arte de magia decenas de papelillos de colores.

Los alumnos no se cansaban de la clase y volvían a iniciar el recorrido, pidiendo participar y ser ellos los que manejasen instrumentos y sustancias, demostrando un interés que envidiaría cualquier profesor.

El acto se encuadra dentro de lo que el presidente de la Junta reclamaba como necesidad: despertar el interés por la ciencia como base en un sistema educativo de proyección hacia el futuro. Precisamente Vara fue objeto de uno de los experimentos que más divirtieron a los escolares. Una monitora le pidió que se sometiese a un test de enamoramiento . Colocó sobre la palma de la mano del presidente una ampolla con alcohol coloreado que terminaba en un tubo en forma de corazón. "Si al cerrar la mano suavemente el líquido sube, la persona que lo sostiene está enamorada", advirtió la monitora.

Vara cerró la mano y el líquido azul subió rápidamente hasta completar el corazón, entre el regocijo de los estudiantes y la sonrisa del protagonista.