Extremadura contará con una red de comederos para buitres con los que se evitará la carencia de alimentos que sufren las aves necrófagas, especialmente las especies de buitres, desde que entraron en vigor las restricciones comunitarias sobre los restos de los animales que mueren en el campo.

El director general de Medio Natural de la Junta de Extremadura, Guillermo Crespo, presentó ayer la denominada Red de Muladares que la Administración regional tiene previsto poner en marcha próximamente con el respaldo de una normativa que permite dejar los residuos o cadáveres en el campo de forma controlada.

En total, habrá once instalaciones que se distribuirán por todo el territorio de la comunidad autónoma, en aquellos lugares donde se registran las mayores colonias de buitre negro. Esta especie se encuentra en peligro de extinción y es una de las que el Gobierno regional pretende proteger con esta medida.

Según el director general, en la región habitan un total de 850 parejas de buitre negro, que representan aproximadamente el 45% de la población total de esta especie en Europa.

Asimismo, se podrán beneficiar de estos comederos otras especies que han sufrido carencia de alimentos, como el alimoche, el águila imperial, el águila real y los córvidos.

LOS DETALLES Los muladares estarán ubicados, en concreto, en las zonas de Granadilla, el Parque Nacional de Monfragüe, Acehúche, las sierras de San Pedro y Gata, y la reserva del Cíjara.

Respecto a su mantenimiento, tres de ellos estarán en fincas de titularidad pública y serán atendidos por la empresa pública Tragseca, mientras que los ocho restantes serán muladares de explotación, por lo que se instalarán en explotaciones particulares y serán atendidos por los titulares de las mismas.

Las dimensiones de cada uno de ellos será de una hectárea o menos y estarán ubicados preferentemente en laderas con ligera inclinación, con el objetivo de facilitar el despegue de las aves.

Además, deberán contar con un cerramiento de al menos dos metros de alto y una malla de simple torsión.

En su parte superior deberán tener un voladizo para evitar la escalada de animales carnívoros domésticos o salvajes, y el cerramiento estará rodeado en todo su perímetro por una base de cemento para impedir que estas especies construyan galerías.

La legislación sanitaria establece que, independientemente del tipo de comedero del que se trate, para que el ganado de una explotación pueda ser destinado a su consumo por las aves necrófagas, en el caso del ganado ovino y caprino de más de 18 meses, el 4% de los animales muertos de la explotación deben obtener resultado negativo en la prueba de encefalopatía espongiforme bobina, conocida como enfermedad de las vacas locas.

Asimismo, el ganado vacuno de más de 24 meses deberá someterse a la citada prueba del 100 por cien de los animales muertos. Este último aspecto hace inviable que se pueda utilizar el vacuno adulto en los muladares, puesto que se precisa un resultado analítico que suele demorarse en el tiempo.

Sí pueden ser destinados a cualquiera de estos comederos los animales de ganado vacuno de menos de 24 meses, ovino y caprino menor de 18 meses, así como cerdos, caballos, concejos y especies cinegéticas de caza mayor.