Si el monigote que protagoniza la fiesta del Peropalo en Villanueva de la Vera es de pega , ¿por qué no también el burro que lo pasea entre el gentío? Esa es la cuestión, y esa es la batalla que parece haber ganado la Asociación Nacional para la Protección y el Bienestar de los Animales (Anpba).

De este modo, y si hay que hacer caso de lo que dice esta asociación, el Martes de Carnaval, los participantes en este festejo tendrán que tirar de un asno simbólico , so pena de que caiga sobre ellos todo el peso de la reciente Ley Extremeña de Protección Animal.

Según el presidente de Anpba, Alfonso Chillerón, la Junta ya ha manifestado que el burro recibirá protección legal, intención que se habría manifestado en un correo electrónico del presidente del Ejecutivo regional, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, y en un escrito del director de Producción Agraria, Angel Sánchez.

Así, no sólo se ha cursado la recomendación al Ayuntamiento de Villanueva para que cambie al asno de verdad por un muñeco, sino que se ha advertido de que la Administración regional enviará espías a la fiesta para ver si hay motivos para un expediente sancionador.

Pero, ¿están justificadas todas estas cautelas? y, al fin, ¿tenían razón ingleses y alemanes cuando acudían año tras año al Peropalo para denunciar el sufrimiento del burro que tenía la suerte de coprotagonizar la fiesta?

Parece que la cosa no es tanto de maltrato físico como de daño psicológico. Se alega que el asno es, de natural, asustadizo e impresionable, y caminar entre un gentío que grita improperios al Peropalo, y donde no faltan "agerridos mozos" que se encaramen en el lomo y desaprensivos que golpeen al animal, le causa un terrible estrés. Si se queda paralizado por el miedo, es azuzado sin piedad. No en vano el pasado año un veterinario determinó al término del paseo que el burro estaba "algo maltrecho".