TTtengo un amigo con mil talentos que podría haber llegado lejísimos si no fuera porque se le metió en la cabeza el punto de cruz y se perdió para siempre. A Shostakóvich , sin embargo, se le metió en el cerebro una esquirla de bomba y cada vez que inclinaba la cabeza, oía música. El jodío se forró rellenando partituras. A otro músico, a Clive Wearing , se le metió un herpes en la cabeza y lo ha dejado hecho una piltrafa, el hombre de los siete segundos de memoria. Al cerebro según le da. Lo que está claro es que es un órgano de lo más xenófobo, se cabrea cuando un elemento extraño atraviesa sus fronteras. Lo mismo te convierte en un genio que en un idiota. Al PSOE, sin ir más lejos, años atrás, se le metió algo en la cabeza y quedó medio cegato. Daba cosa verlo, bamboleándose por las calles a derecha y a izquierda, con el norte perdido, incapaz de distinguir entre un ratero y un bombero. Hubo que abrir el cerebro, sacar basura a espuertas, extirpar algún que otro elemento importante y someter al enfermo a una seria terapia de banquillo. Todavía no está muy católico, pero no hay comparación. Ahora es el PP el que tiene algo en la cabeza, aunque lo negará hasta la muerte. Ese es precisamente el síntoma más típico de la enfermedad. Ese y cierto desorden en los sentidos. Anula el sentido de la decencia, borra el sentimiento de patriotismo, esfuma el sentido del deber. Algunos padecen una anómala querencia hacia el dinero ajeno, preferentemente público, pero lo compensan con una férrea insensibilidad al remordimiento. Caen chuzos de punta y a ellos plin, de su corazón a su rólex, como si tal cosa. El único médico eficaz es la Justicia. Lástima que se le haya metido en la cabeza la falange de una mano limpia que le hace confundir víctimas con verdugos.