La ilusión y entusiasmo con el que los más pequeños recibieron ayer a los Reyes Magos a su paso por la ciudad no dejaba duda de que la noche más esperada del año había llegado. La comitiva real llena de luz y colores que acompañó a sus majestades fue aplaudida por los miles de cacereños --70.000, según la previsión-- que presenciaron el desfile. "Es mucho más vistosa que la del año pasado", comentaban algunos de los presentes.

Pero el desfile de ayer también brilló por su carácter solidario. Una carroza con una gran hucha bajo el lema Unete a la ola de solidaridad y decenas de jóvenes de distintos colectivos fueron los encargados de recaudar fondos entre el público para los damnificados por el maremoto de Asia. Según las primeras estimaciones de los organizadores de la campaña, se consiguió reunir cerca de 6.000 euros.

A la cabeza de la comitiva iba el cartero real, seguido por otros grupos y carrozas, como la dedicada al IV centenario de El Quijote o la de los personajes de Disney. Tras ellas, Melchor, Gaspar y Baltasar, con sus pajes, repartiendo caramelos --aproximadamente unos 3.000 kilos-- y "demasiado grandes". Precisamente, uno de estos caramelos provocó una herida de carácter leve a una niña en la cara, cuando golpeó sus gafas, según fuentes de la policía local, que señalaron que aparte de "algún que otro caramelazo", la cabalgata real se desarrolló sin incidentes.

Sus majestades de Oriente hicieron una parada en el ayuntamiento, donde fueron recibidos por el alcalde, José María Saponi, en su primer acto oficial tras su operación.

El trabajo de Melchor, Gaspar y Baltasar no acabó con el desfile. Por delante, les tenían una ardua madrugada en la que han repartido regalos en el Club de Tenis, El Encinar y domicilios particulares. Su apretada agenda incluye hoy visitas a la residencia de asistidos, el Rincón de Ballesteros y la Casa de la Misericordia de Alcuéscar.