El pasado miércoles, pocas horas después de anunciarse la medida, el presidente de la Cámara de Comercio de Cáceres, José Jarones, ya aseguró que "si se eliminan las cuotas, desaparecen las cámaras de comercio". Ayer, el presidente del consejo superior que agrupa a estas entidades, Javier Gómez-Navarro, se pronunció con similar rotundidad: "La gran mayoría tendrá que hacer frente a un proceso de reestructuración y habrá otras que no podrán sobrevivir".

A juicio de Gómez-Navarro, con la eliminación de la obligatoriedad de estos pagos la capacidad de las cámaras "quedará dramáticamente reducida". En este sentido, cifró en 250 millones de euros el dinero que dejarán de ingresar (un 60% de su presupuesto), lo que conllevará "importantes" ajustes de plantilla, que pueden llegar a superar los 3.200 despidos en todo el país. Gómez-Navarro recordó que las cámaras, dependientes de las comunidades autónomas, constituyen "la única red capilar de apoyo a las empresas que existe en España". En Extremadura, los censos camerales suman un total de 92.940 empresas, 52.548 en la provincia de Badajoz y 40.392 en la de Cáceres.

El comité ejecutivo de la Cámara de Comercio de Badajoz se reunió ayer en sesión extraordinaria para abordar este asunto. "Suprimir esta cuota supone un perjuicio directo para las pequeñas y medianas empresas, que son las principales beneficiarias de los servicios que prestan las cámaras", aseguró posteriormente en un comunicado, en el que resaltó que la mitad de las pymes no paga cuota cameral y que un 75% de ellas o no paga o tiene una cuota inferior a 20 euros al año. De esta forma, se incidió en que su supresión "solo beneficiaría a las grandes empresas y no a las pequeñas, porque los servicios prestados por las cámaras a las pymes son financiados por las grandes empresas", al tiempo que produciría "graves perjuicios a la economía de la región y de todo el país".

En esta misma línea se pronunció también Emilio Doncel, presidente de la Federación de Asociaciones de Comercio de Extremadura (Fedacoex), para quien hasta ahora "muchas pequeñas empresas han podido beneficiarse por una cuota muy asequible de servicios de formación o acudir a ferias, gracias a lo que pagan las grandes empresas". "No sé la razón, pero esto es una jugada para cargarse las cámaras de comercio", concluyó.

Sin embargo, no todos han recibido con desagrado que se elimine el carácter obligatorio de estas cuotas. Organizaciones de autónomos como ATA, OPA y UPTA la han valorado muy positivamente. "Aplaudimos la medida. Es algo que demandábamos hace mucho tiempo, porque es lo que nos transmitía nuestra base asociativa", afirmó ayer Candelaria Carrera, presidenta de ATA Extremadura, que añadió que, a cambio de las cuotas, el colectivo de autónomos ha estado recibiendo unas contraprestaciones "mínimas" por parte de las cámaras. "Esto no supone un alivio financiero para los autónomos, porque la situación está muy mal, pero al menos sí es un gasto menos", apuntó la máxima responsable de ATA en la región, que vaticinó que la "gran mayoría" de los trabajadores asociados a esta organización dejarán de pagar las cuotas una vez que se conviertan en voluntarias.

"Todo lo que se paga por obligación no es bueno. El empresario debe decidir dónde quiere estar", señaló Angel Martín, director de la Asociación Extremeña de la Empresa Familiar (AEEF). Martín no cree que la supresión de la obligatoriedad de las cuotas vaya a significar la desaparición de las cámaras, que seguirán "apoyando al empresariado", aunque sí pronostica que perderán "peso y representatividad" con esta medida.