Se fijan en el color, en la forma y en la dureza para decidirse. Y también en su propia colección, para enriquecerla. Son los aficionados a la mineralogía, que el pasado fin de semana se reunieron en Santa Marta de los Barros para admirar sus tesoros naturales y trocarlos en la Mesa de Intercambio de Minerales que organiza la Asociación Geológica de Extremadura. Es la tercera edición de esta jornada, cuya afición está muy arraigada en la región y sigue ganando adeptos.

Y es que la región es en sí un tesoro, tanto para los que buscan aprovecharse y sacar rédito económico de los recursos geológicos extremeños (oro, plata, plomo,...) como para los aficionados al coleccionismo. Muchos de estos aficionados además de asistir a esta cita de intercambio continúan acudiendo periódicamente a las numerosas minas abandonadas que existen en Extremadura en busca de estos tesoros de la naturaleza para ampliar sus colecciones.

"Lo que define a nuestra región es la antigüedad de sus rocas --de más de 600 millones de años-- y su gran diversidad", destaca Eduardo Rebollada, presidente de la asociación geológica. La variedad es enorme, desde los más comunes y fáciles de encontrar como el cuarzo en sus diferentes variedades --amatista, cuarzo rosado, cristal de roca,...--, calcita, feldespatos --muy abundante en los granitos--, anfíboles, minerales de hierro, sulfuros --pirita, esfalerita o galena-- o casiterita hasta otros menos abundantes, pero igual de conocidos como la vanadinita, scheelita, wolframita, apatito, ambligonita, vonsenita, turquesa o topacio, e incluso alguno hallado solo en Extremadura, la calderonita, un bello mineral de color rojizo descubierto en una mina de Santa Marta de los Barros.

La labor de los coleccionistas es vital para el desarrollo y el conocimiento del sector. De hecho hay museos en los que contemplar colecciones de aficionados, como Vicente Sos Baynat un geólogo castellonense que descubrió numerosos yacimientos minerales en Extremadura. Hoy su colección está expuesta en el Museo Abierto de Mérida. También se puede visitar una interesante colección en Mugemisa, un museo en Santa Marta, así como otras existen otras colecciones particulares, fuentes esenciales para el conocimiento de la gran cantidad de yacimientos y variedades minerales que no aparecen en los libros.

La primera mesa extremeña de intercambio de minerales fue organizada por un vecino de Santa Marta, Javier Subirán, en el 2011. La última, cuenta con el sello de Agex y consolida esta actividad como una fuente de conocimiento y sabiduría.