Que el agua es elemento imprescindible para la vida, lo saben por partida doble los agricultores y ganaderos. En Extremadura el sector comienza a ver con preocupación la escasez de precipitaciones de los últimos meses. Ganaderías y cerealistas ya están comenzando a sufrir las consecuencias, y en el resto de cultivos temen una campaña complicada si la meteorología no da un giro radical en los próximos meses.

Los datos que maneja la delegación de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Extremadura indican que la región sufre un otoño y lo que llevamos de invierno anormalmente secos. Octubre, noviembre y diciembre son, tradicionalmente, los meses más húmedos. Sin embargo, el nivel de precipitaciones que han registrado en 2011 está muy por debajo de la media histórica. "Acumulan un déficit del 32%", precisa Adolfo Marroquín, director territorial de Aemet. Esto significa que por cada tres litros de lluvia caída durante estos meses otros años, en el último trimestre apenas se han registrado dos litros. "Y en diciembre ese déficit ha sido incluso mayor --añade Marroquín--", con un régimen de precipitaciones hasta un 80% inferior a lo habitual.

Todo esto está comenzando a repercutir sobre el campo extremeño. "La falta de lluvias y las continuas heladas impiden y dificultan que se regeneren hierbas y pastos. Los ganaderos se están viendo obligados a alimentar a los animales con pienso, lo que incrementa los costes", señalan técnicos de Cooperativas Agroalimentarias de Extremadura. En este sentido hay que tener en cuenta que el precio de los piensos se ha encarecido entre un 6 y un 10% a lo largo del 2011, según los datos del Ministerio de Agricultura. Por tanto, la falta de alimento natural en el campo implica un aumento de los costes de producción y un obstáculo añadido para las explotaciones, con márgenes de rentabilidad muy pequeños.

También el cereal de invierno (trigo, cebada, avena) sufre ya las consecuencias de esta situación. La ausencia de lluvias está mermando las reservas hídricas del suelo y puede condicionar el desarrollo de estos cultivos, y por tanto la cosecha. "Aquí la situación todavía podría arreglarse si llega algo de agua en las próximas semanas", precisan en Cooperativas Agroalimentarias. La previsión, sin embargo, no es demasiado halagüeña. "Enero fue un mes muy seco y hay malas expectativas. Los modelos que manejamos apuntan a que en febrero y marzo las precipitaciones estarán por debajo de la media. Es decir, no van a compensar el déficit acumulado desde septiembre", avisa Marroquín.

ASEGURADOS De prolongarse esta situación, el impacto en el campo extremeño puede agravarse. De momento, a la espera de la evolución, ganaderos y cerealistas tienen a su disposición una herramienta importante para minimizar su impacto. Se trata de los seguros agrarios. Según los técnicos de Cooperativas Agroalimentarias, en la ganadería existe una línea de seguros que compensa a las explotaciones por verse obligadas a utilizar suplemento alimenticio para paliar la falta de pasto. Solo en el 2009, los ganaderos extremeños recibieron cerca de 10 millones de euros por esta vía. Menos extendido está el aseguramiento frente a este tipo de situaciones en el sector cerealistas. Se trata del seguro de rendimiento, que cubre la merma en la productividad por condicionantes climáticos como la sequía.

Pese a que la falta de pastos tiene ya difícil solución --son las lluvias del otoño las que estimulan su crecimiento-- y algunas siembras tardías de cereales están sufriendo gravemente la falta de lluvias, en el campo extremeño confían en que las precipitaciones todavía podrían arreglar parte del problema. "Es vital que llueva", aseguran en Cooperativas Agroalimentarias, "para que estas dificultades no se agraven y extiendan al resto de producciones agrarias".

La previsión de Aemet para los próximos días apunta a cielos despejados y temperaturas entre los cero y los trece grados. No hay nubes en el horizonte.