En un pleno de la Asamblea de Extremadura da tiempo para todo. Sus señorías se levantan, se sientan en otros escaños a hablar con compañeros, entran en el hemiciclo, salen. Ello trae de cabeza al presidente, quien no para de llamar al orden sesión tras sesión y pedir continuamente silencio. "Ya que no me escuchan ustedes, por lo menos que me escuche yo", llegó a decir ayer el diputado regionalista Damián Beneyto desde la tribuna de oradores con ciertas dosis de sorna. "Por favor, lo que tengan que hablar, fuera", emplazó Fernando Manzano a varios diputados populares charlando de pie.

Es lo que tiene un Parlamento como el nuestro, que cada 15 días concentra a todo el poder Ejecutivo y político de la región y eso da para otras muchas cosas. Sus señorías salen del pleno a dialogar y charlar con propios y ajenos, dan ruedas de prensa o 'canutazos' a los periodistas que acuden a las sesiones e incluso intrigan cuando se acerca el enemigo, que no siempre está en el partido de enfrente. De todas maneras, los diputados tienen un sexto sentido y saben cuándo es importante pegar el trasero al escaño. Cada vez que habla el 'jefe' de filas es fundamental,pero sobre todo cuando toca votar. Existe un timbre que se hace sonar por la Presidencia justo un momento antes de cada votación, como cuando en misa el monaguillo mueve la campana cada vez que se arrodilla el cura. Con el 'tin-ton' repicando se ven carreras por los pasillos como las del futbolista Bale en el Real Madrid. Y es que en una legislatura como la actual, donde al PP le falta un escaño para alcanzar la mayoría absoluta, un retraso, por breve que sea, puede dar al traste con una iniciativa.

Eso es lo que le pasó en la jornada de ayer a Valentín García e Isabel Gil Rosiña, del PSOE y a Víctor Casco, de Izquierda Unida, que acudieron a reunirse con los colectivos que urgen la renta básica en una sala anexa y, a su llegada al hemiciclo, el presidente no les dejó pasar ni por supuesto votar. El lío que se montó fue gordo, porque Manzano agarró la literalidad del reglamento de la Cámara para decir que había desautorizado la reunión, dado que se estaba celebrando un pleno, y a pesar de eso se había llevado a cabo. El presidente del grupo socialista, Guillermo Fernández Vara, pidió la palabra para decir que "aquí no hay que pedir permiso a nadie porque nunca se hace" y es frecuente ver a diputados del PP reunirse durante los plenos con alcaldes o colectivos, pero Manzano le contestó que eso ponía el reglamento y punto.

El caso es que PSOE perdió la votación. Tampoco iba a ganarla de todos modos porque el líder de Izquierda Unida, Pedro Escobar, ya había dicho que su grupo se iba a abstener en lo que se estaba debatiendo, que era la exigencia de inversiones del gobierno central en Extremadura, tal y como fija nuestro Estatuto, pero los diputados socialistas protestaron airadamente, alzándose la voz de locutor de Luciano Fernández, y patalearon. Al final, un malhumorado Valentín García gritaba en el pasillo: "Dictadores , mientras el popular Juan Parejo le decía tranquilo: "Valentín, moderación, moderación...".