En el 2011 uno de cada diez extremeños sufrirá alguna discapacidad, según las previsiones de la Dirección General de Atención Sociosanitaria, que calcula que para esa fecha la población extremeña afectada por este tipo de problemas será de 118.794 personas, una cifra que supondrá un incremento del 16% en poco más de una década, ya que en 1999 estaba próxima a los 103.000 habitantes.

Atendiendo a las proyecciones de los estudios sanitarios, el sector de población femenino se mantendrá como el más afectado dentro de cinco años, ya que seis de cada diez personas con discapacidad serán mujeres, lo que supondrá un total de 70.465. No obstante, la subida en este periodo será cuatro puntos porcentuales mayor entre los hombres (18,7%) que entre las mujeres (14,5%), aunque habrá cerca de 8.500 discapacitadas más, mientras que el aumento en el sector masculino será de 7.800 discapacitados.

Las estadísticas reflejan también el incremento que se producirá en el número de personas que necesitará la atención de los servicios asistenciales. En el 2011 habrá más de 36.000 extremeños con alguna discapacidad para cuidar de sí mismos, casi un 19% más que en 1999. De ellos, 28.000 tendrán más de 65 años. Aquí también la cifra de mujeres es más elevada, 22.600 por 13.600 hombres.

DISCAPACIDAD SEVERA En cuanto a los mayores de 65 años con discapacidad severa para las actividades de la vida diaria, la proyección de la Dirección General de Atención Sociosanitaria estima que las mujeres doblarán a los hombres. Habrá 30.900 mujeres por 15.500 hombres, aunque el incremento porcentual durante el periodo estudiado será mayor en la población masculina que en la femenina, con un 28% y 18%, respectivamente.

Curiosamente, Extremadura presenta actualmente una tasa de discapacidad severa de 19 casos por cada 1.000 habitantes, dos más que la media nacional, mientras que entre la población de más de 64 años la tasa es de 203 por cada 1.000 habitantes, 43 más que en el resto del país.

En cuanto al mayor número de mujeres discapacitadas que de hombres, como ayer señaló el Centro de Investigaciones en Derechos Humanos de Extremadura (Cidhex), estos datos tienen una explicación para el Consejo Económico y Social de Extremadura (CES), que en su último informe, La situación sociolaboral de la mujer en la región , establece una relación directa entre la mayor cifra de mujeres discapacitadas y una feminización de la pobreza también existente en la comunidad, atendiendo al problema del relevo generacional y el envejecimiento poblacional.

Así, el estudio sostiene que esta mayor esperanza de vida provoca que existan más mujeres en los tramos de superior edad, lo que incrementa el número de féminas que presentan alguna discapacidad. En estas franjas de edad, las mujeres normalmente subsisten con pensiones u otras prestaciones sociales de menor cuantía, ya que la gran mayoría no ha desarrollado empleo remunerado o si lo ha hecho ha sido en circunstancias que han limitado posteriormente sus ingresos al alcanzar cierta edad.

De este modo, también es mayor el número de mujeres que, por razón de su discapacidad, se ven obligadas a solicitar prestaciones no contributivas de tipo asistencial.