Extremadura tiene dos heridas abiertas: la pérdida de habitantes y la continua marcha de los jóvenes. Y ambas cuentan con un denominador común: la falta de trabajo y la precariedad del mercado laboral cuando sí hay empleo. A pesar de que la Junta ha puesto en marcha varios planes y medidas especiales para intentar paliar esta situación, lo cierto es que en la comunidad hay cada vez menos población activa de entre 20 y 34 años. Y las razones fundamentales se repiten: además del efecto desánimo (se abandona la búsqueda de empleo), el éxodo a otras regiones o a otros países en busca de una oportunidad digna (aunque a veces sea solo una oportunidad, a secas).

Los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE) le dan forma a esta realidad. Solo en el último año (comparando el segundo trimestre de 2017 con el de 2018), Extremadura se ha quedado sin 10.000 jóvenes que pueden y quieren trabajar (significa que se ha pasado de 142.600 a 132.600). Y el 85% de quienes ya no aparecen en la lista son mujeres cuya edad oscila, sobre todo, entre los 25 y los 34.

UNA MAYOR CAÍDA

Esa cifra de 10.000 menos es aún más llamativa si se hace la comparación con respecto al periodo anterior. Esto es, entre el segundo trimestre de 2016 y el de 2017 la caída fue solo 1.800 jóvenes, y fundamentalmente entre aquellos que tenían una edad comprendida entre 20 y 24. Pero si se va un año más atrás y se analiza la evolución de 2015 a 2016, de nuevo la pérdida de estos activos ronda los 10.000. O lo que es lo mismo, si se dio un paso hacia adelante, se ha vuelto de nuevo para atrás.

Asimismo, si se contextualiza el panorama extremeño en el conjunto del país, el resultado es que si en la región ese descenso de veinteañeros y treinteañeros ha sido del 7% entre 2017 y 2018, en la media nacional la cifra registrada se ha quedado solo en el 1,1%. Otra prueba de que Extremadura camina de forma más lenta.

Los sindicatos UGT y CCOO no dejan de insistir en que la calidad del empleo es fundamental para lograr que los jóvenes (sobre todo los cualificados) no se vean en la obligación de tener que partir.

La última batalla es la subida de sueldos con el argumento de que si ya está confirmada la recuperación económica, que se note en los hogares.

Por ello han firmado un nuevo pacto estatal (el IV Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva) que insta a que se eleven los salarios hasta un 2%. No es una obligación de las empresas, pero el compromiso está ahí.

En Extremadura el objetivo es claro: evitar la huida de mano de obra cualificada que empieza a especializarse y que si decide formar una familia (y aumentar la natalidad), no lo haga fuera de la comunidad.