En Castilla y León el descenso de las matanzas ha alcanzado un 62,9% en en la última década, una tónica generalizada que se registró en todas las provincias y que indica, según la evolución, que continuará hasta convertirse en una práctica anecdótica. De hecho, si en 1999 se registraron en la comunidad 103.960 sacrificios de cerdos, los últimos datos correspondientes al 2008 corroboran esta tendencia a la baja, con 38.525.