Comisiones Obreras ha exigido a la consejera de Medio Ambiente que «de forma inmediata reactive la negociación colectiva y ejecute, en todos sus términos, el acuerdo suscrito en mayo de 2015 para que el reconocimiento de la categoría de bombero forestal».

«Transcurridos tres años de espera, --desde el Consejo de Gobierno de Don Benito-- los bomberos forestales de la Junta de Extremadura siguen siendo, para sus gobernantes, peones de extinción de incendios», denuncia el sindicato en nota de prensa.

Por su parte, desde la consejería declaran que «a través de mesas técnicas de trabajo, junto a los sindicatos, la consejería trabaja en el proyecto del plan director de recursos humanos del Infoex, condición necesaria para la aplicación de la categoría de bombero forestal con la que la Junta sigue comprometida».

CCOO considera que el Servicio de Prevención y Extinción de Incendios «ha abandonado las vías del diálogo y de la negociación, tomando decisiones de forma unilateral, a golpe de instrucción, que modifican condiciones de trabajo». Según el sindicato, «se están imponiendo sistemas de trabajo que no han sido negociados con los representantes de los trabajadores y se está haciendo uso de unas normas obsoletas de organización y funcionamiento, de forma totalmente arbitraria, incumpliendo el convenio colectivo en perjuicio de los trabajadores».

Como ejemplo de este desfase entre realidad y normas vigentes, Diego Gallardo, delegado de CCOO en el Infoex, pone como ejemplo «la carga administrativa que tienen que realizar los coordinadores o la responsabilidad que tienen los jefes de retén en riesgos laborales en el lugar de trabajo, supuestos ambos que no están recogidos en las normas donde se definen sus funciones».

Una reivindicación histórica que sí atendió la consejería y que tampoco recogían estas normas de organización y funcionamiento fue el establecimiento de los turnos dos/dos para todos los trabajadores, independientemente de su categoría laboral. Así, trabajan dos días -durante los que tienen que estar disponibles las 24 horas y la obligatoriedad de personarse en la base en menos de 30 minutos-- y libran dos. En este punto, Gallardo recuerda que los bomberos forestales «estamos asumiendo más de 1.800 horas anuales de plena disponibilidad sin cobrar un euro más por nuestro trabajo».

Pero la gran batalla es la aprobación de la categoría profesional que «implica una serie de cuestiones normativas que se tienen que desarrollar», declara Gallardo. Entre ellas estaría el acceso a la formación «que nos permitiría atender contingencias en el medio rural sin pisar las competencias de los bomberos urbanos»; los coeficientes reductores, «porque nuestro trabajo es superfísico»; las jubilaciones anticipadas incentivadas «porque tenemos una edad media muy avanzada y esto va a ser un problema a medio plazo»; y el reconocimiento de las enfermedades profesionales.

La homogeneización de trabajos y funciones también depende de la aprobación de la categoría profesional. «Si estuviera en vigor no habría diferencias, por ejemplo, entre conductores, vigilantes de torreta y bomberos forestales; los profesionales ganaríamos en versatilidad y el servicio en eficacia», apunta Gallardo.

Otra de sus reivindicaciones es la elaboración de «cuadrantes anuales que dotarían al servicio de prevención de una mayor eficacia y, al tiempo, nos permitiría conciliar vida familiar y profesional». Con esta herramienta «no sería necesaria la declaración de la temporada de peligro medio de incendio ya que siempre habría una unidad garantizada por retén para atender cualquier incidencia que pudiera ocurrir».

En definitiva «queremos ser más versátiles porque nuestra filosofía es otorgar al servicio mayor eficacia y eliminar las carencias que hay ahora».

Ante lo que consideran el «inmovilismo de la Consejería de Medio Ambiente», «los compañeros están nerviosos y, tras nuestras reiteradas denuncias, el siguiente paso serán las movilizaciones», avisa Gallardo.