Sin tener en cuenta la de Santa María de Garoña, en estos momentos existen cinco centrales nucleares en explotación con siete reactores operativos -seis de ellos son de agua ligera a presión y uno del tipo de agua en ebullición- que generan más del 20 % de la electricidad española.

El pleno del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha aprobado hoy un dictamen favorable a la reapertura de la central nuclear de Garoña, en Burgos, siempre y cuando el operador de la planta Nuclenor (participado por Endesa e Iberdrola) cumpla con las inversiones en seguridad que se le exigen.

Las centrales operativas son: Almaraz I y II (Cáceres), que entraron en funcionamiento en 1981 y 1983 respectivamente; Ascó I y II (Tarragona), en activo desde 1983 y 1985; Cofrentes (Valencia), desde 1984; Vandellós II (Tarragona), en 1987 y Trillo (Guadalajara), la más moderna ya que comenzó a operar en 1988.

España fue uno de los primeros países europeos que frenó su programa nuclear, incluso antes del accidente de Chernóbil de 1986, ya que, dos años antes, el primer gobierno presidido por Felipe González decretó una moratoria que paralizó la construcción de otras cinco instalaciones: Lemóniz I y II (Vizcaya), Valdecaballeros I y II (Badajoz) y Trillo II (Guadalajara).

Todas ellas fueron definitivamente paralizadas en 1994 por la Ley de Ordenación del Sector Eléctrico Nacional en una operación que costó casi 730.000 millones de pesetas (casi 4.400 millones de euros) a pagar por los consumidores a través de la tarifa eléctrica.

A las centrales en funcionamiento a día de hoy hay que sumar la de José Cabrera (Guadalajara), más conocida como Zorita: la primera que se construyó en España, pues comenzó a operar en 1968 y cerró en 2006; actualmente está en fase de desmantelamiento.

También hay que incluir el reactor de Vandellós I, parcialmente desmantelado tras su cierre definitivo en 1989.

Sin embargo, el equipamiento nuclear no se limita a las centrales, pues hay que sumar la fábrica de combustible nuclear de Juzbado (Salamanca), el centro de almacenamiento de residuos radiactivos de El Cabril (Córdoba) y diversas plantas de desmantelamiento como el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) de Madrid así como otras de concentrados de uranio como la de Andújar (Jaén).

A la espera está también la licitación para la construcción del Almacén Temporal Centralizado de residuos de alta actividad en Villar de Cañas (Cuenca).

El máximo de electricidad generada por el parque nuclear español desde que entró en funcionamiento se registró en 2001 cuando los entonces nueve reactores nucleares en activo produjeron cerca de 64.000 gigavatios hora (GWh) -cada gigavatio equivale a un millón de vatios-.

En 2016, y pese al cierre de instalaciones, seguía siendo la fuente más importante del sistema eléctrico, ya que con sólo un 7,45 % de potencia instalada produjo el 21,38 % de la energía producida en España, lo que convierte a sus reactores en "esenciales para la estabilidad del sistema eléctrico" de acuerdo con los datos facilitados por el Foro Nuclear.

Por comparación, ese mismo año la eólica -la más desarrollada entre las energías renovables en este momento- fue la segunda en aportar: un 18,19 % del total, pero con un 21,80 % de potencia instalada.

El año pasado, el parque nuclear español funcionó una media de 86,31 % del total de las horas del año.