Polifacético, apasionado del mar, del deporte, de su familia y de su ciudad, César García González, jefe de la policía local de Cáceres, encuentra en la literatura otra de sus grandes pasiones. Ahora uno de sus textos, El callejón de la Amargura , ha servido como guión de un cortometraje para televisión que se ha presentado en el reciente Festival de Cannes. En esta entrevista habla de esa leyenda y de otras muchas que guarda en su escritorio a la espera de ver también la luz.

--¿Cómo comienza su pasión por las leyendas?

--Siempre he querido conjugar mi pasión por la literatura con mi ciudad y por eso surgió averiguar cosas sobre su historia. Y como historiadores hay muy buenos y casi todos ellos mejores que yo, empecé a indagar en una faceta que estaba menos explorada, que eran las leyendas, esas que se cuentan de boca en boca, esos hechos que se hacen famosos y se van deformando o formando nuevamente y adquiriendo carta de naturaleza. He rescatado algunas y las he puesto en verso, las he romanceado porque en mi fuero interno las concebí para que fuesen narradas al pueblo.

--Y esa pasión se ha convertido en un cortometraje, El callejón de la Amargura , ¿cómo llegan sus textos al cine?

--Uno de mis hijos, Jorge, está trabajando en una productora. Uno de los trabajos que han hecho en colaboración con otras dos empresas ha sido producir un corto, que pretende ser el capítulo piloto de una serie para televisión. A él le pareció bien la idea con el nexo común del ciego que va junto a un lazarillo de ciudad en ciudad por las tierras extremeñas contando historias para vivir. Como mi hijo, que ahora vive de contar historias y vive produciéndolas para televisión. Y al final sale el primer capítulo, El callejón de la Amargura .

--¿Qué siente al verla en cine?

--Ilusión y agradecimiento. Pienso que los textos son una contribución escasa a la calidad de la obra, porque han hecho un trabajo estupendo, desde el director hasta los productores y los propios actores, entre los cuales me cuento. Es un producto digno y he sentido mucho orgullo de haber colaborado en él.

--¿Cómo crea esta leyenda?

--Lo mismo que ahora están surgiendo leyendas urbanas contemporáneas (quien no ha oído hablar de ese señor que anda por ahí como un mendigo y resulta que luego es un cirujano muy famoso al que se le murió el hijo en la mesa de operaciones) hay otras, mucho más antiguas, que circulaban por Cáceres. La de la Amargura me la habían contado y me pareció que era encantadora, bonita y poética. Sobre ella hay dos versiones. La primera tiene que ver con la pena que mostraba la gente cuando sus familiares plebeyos eran enterrados en esa calle, puesto que en el interior de la cercana concatedral sólo se enterraba a los nobles. La segunda versión, que es la que recoge mi leyenda, cuenta como en esa calle hubo una mancebía que regentaba Lola, meretriz muy hábil en el ejercicio de su negocio. Allí, nobles y plebeyos acudían a solazarse. Una noche se acerca un joven al burdel diciéndole a Lola que en un duelo ha matado de una cuchillada a otro joven. La mujer le da cobijo y le hace promesa de que no le delatará. Tan pronto como esconde al chico, los alguaciles traen a Lola el cadáver de su propio hijo, que ha muerto en ese duelo. Era un hijo en el que ella tenía muchas esperanzas, al que había tratado de formar con todo el esmero porque, como dicen los propios versos, confiaba en que de hijo de meretriz se trocase en caballero . Lola es fiel a su palabra y no le delata, pero la muerte del hijo la sume en una profunda amargura. Desde entonces a esa calle se la conoce como de la Amargura de Lola.

--¿Cree en esa generosidad de Lola aplicada al tiempo actual?

--Sí. Creo que la sociedad ha evolucionado, pero el corazón y el alma del hombre siguen siendo igual de buenos o malos. Personas tan grandes de corazón como Lola las había en la Edad Media y las hay hoy. Y personas absolutamente perversas las había en la época de Lola y las hay hoy.

--Parece que Cáceres es un filón de inspiración para leyendas...

--Tiene muchísimas leyendas y una historia muy rica. Por aquí pasaron romanos, visigodos... Sí, Cáceres es un auténtico filón de leyendas, muchas de ellas muy bonitas que se cuentan, se transmiten y se transforman.

--Y otra de ellas es La leyenda de la conquista de Cáceres , que precisamente publica en 1998...

--Es un drama en verso para ser representado en cuatro actos. Narra el momento en que Alfonso IX de León ha puesto sitio a la ciudad después de varios intentos de reconquistarla. El alcázar (hoy palacio de las Veletas), era la casa del kaid. Su hija bajaba cada tarde a la Ribera del Marco a través de un pasadizo secreto del palacio. Las tropas cristianas estaban dispuestas en la serranía de la Mosca, al otro lado de la vaguada. Un capitán, sobrino del maestre de la Orden de los Fratres de Cáceres, también bajaba a refrescarse al Marco, lugar donde la pareja se conoce, se enamora y se marchan juntos. Cuando él descubre que es hija del kaid, le pregunta cómo puede salir de la plaza vigilada. Ella le confiesa que hay un pasadizo secreto. En ese momento, él tiene una terrible lucha entre su corazón y su razón. Al final prevalece la razón, da cuenta al rey de la posibilidad de entrar a la plaza por ese pasadizo, disponen tropas especializadas y él, llegado el día de la próxima cita, en lugar de aguardar a su amada se mete por el pasadizo, llegan al alcázar y lo toman. Abren las puertas de la plaza del Socorro, por donde acceden las tropas y toman la ciudad. Cuando el kaid se da cuenta que su hija le ha traicionado, la maldice y la mata. Le dice que su alma vagará errante por los muros de la ciudad hasta que el islam reine de nuevo en esa plaza. Y cada año, en la noche de ese día, su alma errará por las calles tornada en