La Confederación Hidrográfica del Guadiana (CHG) está retirando desde finales del pasado mes de marzo miles de kilos de carpas muertas de las orillas del pantano de Alange. Hasta el momento han recogido 23 toneladas, la gran mayoría de carpas hembras, y estudia cuál puede ser la razón de tanta mortandad. Todo apunta a la posibilidad de que se trata de algún proceso vírico que afecta a esta especie, y se descarta que haya habido vertidos en la zona y que la calidad del agua esté en malas condiciones, según apuntó ayer a este periódico el presidente de la CHG, Eduardo Alvarado. La urgencia en estos momentos, además de encontrar las causas, es "retirar lo antes posible los peces muertos para evitar su descomposición y que pueda perjudicar a la calidad del agua, que hasta el momento es buena", indica Alvarado. Además, los técnicos de la Confederación están vigilando la zona.

No es la primera vez que aparecen carpas muertas en este pantano, pero sí la primera con un número tan elevado. Alvarado señala que es normal que aparezcan peces muertos en las orillas de ríos y pantanos, sobre todo en esta época de reproducción, pero no con tanta virulencia y en un punto tan concreto. Preguntado sobre dónde se están llevando esas carpas, dijo desconocer el lugar, aunque "cuando sucede algo así se cogen y se llevan a vertederos, no se entierran en cualquier lugar".

Lo cierto es que los peces se están recogiendo en sacos amarillos de la CHG que cargan en camionetas de la entidad para depositarlos, al parecer, en grandes zanjas abiertas en una zona próxima al camino de Torremejía, aunque este extremo no fue confirmado por Alvarado, que insistió en en circunstancias así se entierran en vertederos.

En cualquier caso, y a falta de confirmar que se trata de una enfermedad de las carpas, las más graves son las causadas por bacterias, como la micobacteriosis, que no tiene tratamiento y la solución es destruir las poblaciones infectadas; y la infestación por nematodos endoparásitos, para la que tampoco hay cura.