Cientos de personas siguieron ayer en la plaza de España el encuentro entre el Resucitado y la Virgen de la Aurora, con el que se despidió la Semana Santa pacense. El momento más emotivo se vivió cuando los costaleros inclinaron el paso del Cristo hacia el de la Virgen en la puerta de la catedral, al tiempo que se soltaban decenas de palomas y se escuchaban los aplausos de los asistentes.

Este año, como novedad, en el cortejo participaron alumnos y profesores del colegio Sagrada Familia (Las Josefinas), los mayores como costaleros y las pequeñas, de uniforme, llevando flores en las manos junto a los nazarenos. Ambos pasos salieron de la iglesia de San Agustín. El Resucitado iba rodeado por flores en su mayoría rojas, aunque también silvestres de otros colores, mientras que alrededor de la Aurora, que este año estrenaba una toquilla bordada en plata, solo había flores blancas como su manto.

Aunque el público fue menos numeroso que otros años a la salida del cortejo de San Agustín, durante el recorrido estuvo acompañado por decenas de personas y en la plaza de España lo esperaban cientos. Antes de llegar a la catedral, ambos pasos, como es tradicional, hicieron una parada ante la ermita de la Soledad, patrona de Badajoz, donde hubo intercambio de ramos de flores y desde lo alto de la ermita se lanzaron pétalos. Cuando llegó la imagen de la Aurora repicaron las campanas.

El paso de la Virgen llevó este año un lazo negro en memoria de Sebastián González, quien fuera vicario general de la archidiócesis, recientemente fallecido. La cofradía quiso tener este gesto con él "por su gran apoyo, no a ésta, sino a todas las hermandades de Badajoz".

El recorrido por las calles del casco antiguo se prolongó durante varias horas. A las 13.30 horas, el Resucitado llegó a la plaza de España, acompañado por la banda de cornetas y tambores de la propia cofradía y entre los aplausos del público. A las puertas de la catedral lo esperaban el arzobispo de Mérida-Badajoz, Celso Morga, el deán, Julián García Franganillo, así como otros miembros del clero y representantes de otras cofradías. No fue hasta casi media hora después cuando el paso de la Aurora hizo su entrada en la plaza, también entre los aplausos de los asistentes. Una vez estuvieron frente a frente, los costaleros iniciaron las maniobras para acercar a los pasos hasta casi rozarse.