«Desde el 2011, las inversiones han caído a cero». Con esta frase resumió ayer Vicente Sánchez, presidente del Cluster de la Energía de Extremadura, el efecto que ha tenido la moratoria del Gobierno sobre el sector de las energías renovables. «Cuando hemos podido desarrollar proyectos en esta región se han invertido más de siete mil millones de euros, tanto en fotovoltaica como en termosolar, y hemos creado muchísimos puestos de trabajo. Hay muchos pueblos extremeños que se siguen beneficiando aún de estas inversiones», añadió.

Aunque es cierto que la producción nuclear domina con creces el mapa de la generación eléctrica en Extremadura, también lo es que a día de hoy Extremadura produce mediante fuentes verdes casi la misma cantidad de energía eléctrica que consume.

De acuerdo a las cifras de Red Eléctrica de España, la generación neta de electricidad en Extremadura alcanzó en el 2015 —último año con datos disponibles— 21.102 gigavatios hora (GWh). Más de tres cuartas partes de ellos (16.072 GWh) fueron producidos por la Central Nuclear de Almaraz. Del resto, 2.038 GWh tuvieron su origen en centrales termosolares y 1.111 GWh en plantas fotovoltaicas. El mix renovable extremeño se completó con 1.612 GWh de energía hidráulica y otros 199 GWh de otras renovables, con lo que las energías limpias supusieron en conjunto 4.960 GWh, algo más que los 4.836 GWh en los que se situó ese año la demanda eléctrica de los extremeños. De esta forma, se contabilizó un saldo negativo para la región (de energía exportada) de 16.223 GWh. «Casi podíamos ser autosuficientes solo con las renovables. Aquí la nuclear se hizo para otras regiones y otras ciudades que son grandes consumidores», afirmó Sánchez. Y eso, a pesar de que Extremadura sigue siendo, junto con Madrid, una de las dos únicas comunidades sin un megavatio de energía eólica instalado. Aquí la región comenzó el desarrollo muy tarde y, cuando por fin parecía que los proyectos iban a empezar a hacerse realidad, llegó la crisis y con ella el recorte de las retribuciones.

Una situación muy diferente a la que existe en la energía solar, tanto fotovoltaica como térmica, donde Extremadura es una de las potencias a nivel nacional. En el caso de la termosolar, la región suma más de un tercio de las cincuenta plantas que están en operación en el país, mientras que en el de la fotovoltaica hay 561 megavatios instalados, un 12% del total nacional. Tanto en una como en otra, en la región en estos momentos «está todo parado. Los pequeños proyectos y los grandes», indicó Sánchez.

Autoconsumo

El responsable del cluster de la energía confió también ayer en que el Gobierno dé marcha atrás en su regulación del autoconsumo y se empiece a apostar por esta tecnología en la que el consumidor es también productor de su propia energía. «El futuro de las renovables pasa por el autoconsumo. Sería la verdadera democratización de las energías renovables, y un avance importantísimo para este país y para esta región», apostilló. A su juicio, «en todo el mundo se está demostrando que las energías renovables son capaces a día de hoy de poner a disposición del cliente final un tipo de energía limpia, a precios muy competitivos y sin ningún tipo de subvención o de prima», por lo que «no estamos pidiendo nada que no se esté haciendo en los países tecnológicamente más avanzados: apostar clara y decididamente por las energías renovables».

Vicente Sánchez vinculó el mayor desarrollo de las fuentes de energía limpias con la necesidad de que a nivel nacional «se clarifique el sistema energético, que sea cada vez más transparente y, sobre todo, que haya una auténtica liberalización».

En este sentido, recordó el importante encarecimiento que ha tenido el precio de la electricidad en las últimas semanas y rechazó la idea de que la energía nuclear sea «barata». «Aquí las nucleares las estamos pagando a 100 euros el megavatio-hora, de barata nada», adujo, a la vez que señaló que en otros países «se está metiendo fotovoltaica en la red a 40 o 42 euros el megavatio-hora».

«Lo que hay que cambiar es el sistema eléctrico español y liberalizarlo. Hay que hacer una verdadera auditoría externa que nos diga cuáles son los costes reales del sistema. Lo que no puede ser es que, en un país donde hay más de 120 empresas que pueden venderte la luz, sean tres las que vendan más del 99%. Eso es inviable en un país serio», remachó.