De nuevo otro ciclo de Caja de Extremadura que se va por la periferia. Márgenes, que comienza hoy en Cáceres (un día antes siempre en Plasencia) sucede a otro marginal (Cassavetes) y lo hace con Algo parecido a la felicidad, de Bohdan Slama, primero de los cuatro directores convocados a este ciclo. ¿Cuál es el pretexto para reunir cuatro filmes en apariencia distantes? Según la Caja, mostrar a cuatro cineastas deseosos de contar historias no contaminadas por "el desmedido afán de ganar dinero en un mercado del cine cada vez más obsesionado por el consumo compulsivo de productos que nada dicen". Sí, es una declaración de intenciones bienintencionada; pero los deseos no se traducen sistemáticamente en obras maestras y los afanes comerciales desmedidos dan paradójicamente obras maestras. De momento, concedamos buenas intenciones a Slama (y sus personajes cotidianos y urbanos) y a sus compañeros de viaje Deepa Mehta (Agua), Hirokazu Kore-eda (Nadie sabe), y Ziad Doueiri (Lila dice).