Cuando un niño llega a casa y cuenta que en el colegio le han insultado por su físico, sus padres acuden inmediatamente al centro para protestar por esta vejación. Pero si el ataque es por su orientación sexual, muchas veces da vergüenza denunciarlo». Esta es una de las razones, pero también dar diversos recursos y claves a quienes ejercen la enseñanza para que sepan detectar el acoso homofóbico y transfóbico invisible. «Muchas veces los niños insultan sin ser conscientes de la gravedad de esas palabras que usan, y es ahí dónde los docentes deben actuar. También, en ocasiones, se mira para otro lado, pero porque realmente no se sabe identificar esa agresión». Quien habla es el profesor extremeño de Lengua y Literatura Francisco Javier Amaya Flores que, junto a Raúl Fernández Martínez, que da clases de Filosofía, ha organizado el primer curso titulado Educar en la diversidad afectivo-sexual con un objetivo claro: ofrecer estrategias para evitar los ataques en el aula al colectivo LGTBI. «El 10% de la población es homosexual, por lo que hablar de ella sin tapujos y eliminando prejuicios en colegios e institutos es más que necesario», subraya Amaya Flores, que ejerce en el IES Fuente Roniel de Fuente del Maestre (su compañero lo hace en el IES Ruta de la Plata de Calamonte).

La convocatoria de este curso, el primero que se centra exclusivamente en los profesores, ha sobrepasado todas las expectativas. El número máximo de participantes era de 400 y se ha superado esa cifra hasta llegar a los 550 (está dirigido a opositores y docentes de Infantil, Primaria, Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional), de manera que se han tenido que ampliar las plazas.

El taller, que arranca hoy, se imparte a través de una plataforma online y contará con videoconferencias con varios tutores -formados a propósito- y una zona de tareas con diversas actividades. Tiene un precio de 70 euros (20 para los afiliados al sindicato PIDE, al que pertenecen los organizadores) y se darán entre 70 y 100 horas de formación.

El temario incluye, entre otros contenidos, recursos didácticos para tratar la diversidad sexual en clase, información sobre cómo aplicar el protocolo de actuación si se detecta algún tipo de acoso, nociones avanzadas de la pionera ley extremeña LGTBI (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales) y el marco jurídico internacional, nacional y regional que sustenta las conquistas de derechos que ha logrado este colectivo a lo largo de las últimas décadas.

Desde la niñez / Amaya Flores recuerda que, en contra de lo que se pueda pensar, los acosos empiezan casi siempre en la etapa de Primaria: «Y se dice que son cosas de niños, a veces no se les da importancia, pero el daño que se genera es muy peligroso. Además, los problemas continúan luego durante los cursos de Secundaria, una época en la que los alumnos empiezan a desarrollarse y ya todo se complica demasiado».

«Un centro educativo no es más que una muestra, un reflejo, de la sociedad que tenemos -añade este docente extremeño-, y si no se dispone de los recursos apropiados, si no se cuenta con la información necesaria, será difícil que estos temas se puedan tratar con naturalidad, tanto en las clases como fuera de ellas».

Y apostilla que si el respeto a la diversidad se trabaja desde el propio aula, la educación sabrá cómo combatir la homofobia.