José López ni recuerda su primera etapa de estudiante, allá por los años 40. Solo insiste: "eran otros tiempos". Los tiempos en los que uno tenía 8 hermanos más --como él-- y los tiempos en los que a los mayores les tocaba colgar los libros para que los platos no faltaran sobre la mesa a los pequeños.

Pero eso eran otros tiempos. Y ahora, ayer, en un exponente de la vanguardia como es el Centro de Cirugía de Mínima Invasión de Cáceres, los que en otros tiempos no habían podido, lograron saldar su cuenta pendiente con los estudios, no solo por el reconocimiento de la titulación obtenida en la Universidad de Mayores, sino sobre todo, por los conocimientos adquiridos que conlleva obtenerla. Un total de 177 alumnos recibieron el diploma y la beca que se impone a los titulados. Fue un acto en el que se inauguró además un nuevo curso académico 2009-2010, que comienza en la región con 1.341 alumnos --entre ellos 115 nuevos-- además de 140 titulados en los cursos de posgrado.

Los alumnos contarán además con un nuevo centro en Almendralejo, que se suma a los que ya existen en Badajoz, Cáceres, Mérida, Plasencia, Zafra y Don Benito- Villanueva. Al este centro se une además la disposición que mostró en su intervención el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, para "posibilitar intercambios con experiencias similares de Portugal".

Todos ellos dieron ayer una lección de vida: "porque la vida no se acaba al esta jubilados", como afirmó en su intervención, Vicente García, alumno de Badajoz. Por eso el rector de la Uex, Francisco Duque, les invitó trasladar "esa inquietud por la ciencia y la cultura" a los jóvenes de "la otra" universidad. Una inquietud que en el último año se ha traducido en la creación de un club de Amigos del Románico y en la puesta en marcha de un coro --como cualquier centro universitario tiene su tuna-- en el que "personas que nunca habían cantado han encontrado una nueva ilusión y han descubierto la música", recalcó el alumno pacense.

Por eso, si "felicidades" fue la palabra que más veces se dirigió a los titulados, "gracias" fue la que ellos devolvieron, y emoción, la sensación que envolvió el ambiente del auditorio. Sobre todo en el momento en el que fueron recibir su título universitario, ante la mirada orgullosa de hijos, nietos y esposas o maridos. Porque también era un día feliz para la familia, incluso aunque, como Patricia Vázquez, estuviera allí para recibir el título de su marido, a quien la vida le negó una tregua de 15 días para poder recogerlo él.