La tasa de conflictividad escolar ha descendido un 3,6% en los dos últimos cursos, según el estudio realizado por la Consejería de Educación, que indica que 17 de cada 100 alumnos de ESO protagonizaron algún incidente en las aulas durante el periodo lectivo. En total, los escolares de Enseñanza Secundaria generaron 6.358 conflictos, frente a los 4.602 registrados en el curso 2000/2001, cuando se había realizado el anterior estudio.

Este aparente incremento de los problemas en los centros educativos se debe a que la encuesta de hace dos años abarcó a algo menos de 26.000 alumnos, mientras que en la más reciente se incluyeron más de 37.000.

En la comparativa de problemas por cada cien alumnos, se aprecia que hubo un significativo descenso, de casi el 11%, en los conflictos entre escolares, y una bajada más leve, del 6,4%, en los problemas entre alumnos y profesores. En cambio, crecieron un 4,5% los actos vandálicos que acarrearon daños en las instalaciones de los institutos.

El estudio se limita a los centros educativos de carácter público ya que, según explicó el secretario general de Educación, Angel Benito, apenas el 40% de los concertados contestaron al cuestionario remitido, por lo que no se consideró adecuado incluir los datos en el informe.

SEGUNDO, EL PEOR En cuanto a la distribución de los conflictos por curso, y aunque el dato no figura desglosado, Benito apuntó que el nivel más problemático es segundo de ESO. La explicación podría estar en que los conflictos tienden a disminuir conforme el alumno es mayor. La excepción la constituiría el primer curso, cuando los escolares, recién incorporados al instituto, están aún algo amedrentados por el ambiente. Sin embargo, en segundo ya han tomado confianza y, además, se suma el efecto de los repetidores que acumula ese curso, y que suelen ser los alumnos más conflictivos.

En cuanto a las medidas disciplinarias adoptadas, el estudio contabiliza un total de 7.566, en su mayoría expulsiones durante tres días (2.802), realización de tareas para reponer los daños causados al centro (2.650) o expulsión de las actividades extraescolares (1.737). El hecho de que el número de castigos supere al de conflictos se explica, según el responsable de Educación, porque a muchos alumnos se les aplica más de una medida disciplinaria.

En cuanto a los comportamientos calificados como muy graves , se constata que se tramitaron 208 expedientes en ESO, que, como medidas más extremas, supusieron la expulsión durante un periodo máximo de un mes en 68 casos, y el cambio de centro en 16.

MEJOR EN BACHILLERATO En cuanto al Bachillerato, la edad de los alumnos, sumada al hecho de que se trata de enseñanzas no obligatorias, hace que el índice de conflictividad sea muy pequeño, y no llegue a dos incidentes por cada cien alumnos. También aquí se ha constatado un descenso en los problemas, que ronda el 4%.

En total, durante el curso pasado se ha dado cuenta de que en estos niveles se produjeron 437 conflictos, de los que sólo doce dieron lugar a la apertura de expedientes por parte de la Inspección de Educación.

Otro apartado del estudio hace referencia a la percepción de los equipos directivos de los centros sobre si la conflictividad en las aulas ha crecido, se mantiene o baja respecto a hace dos años. En este sentido, 42 centros apuntaron que se mantiene estable, mientras que 24 perciben un descenso, 36 una subida y diez no contestan. Según los autores del informe, el incremento en la percepción de un aumento de la conflictividad viene motivada porque al estudio más reciente se han incorporado casi el doble de institutos que los que participaron en el primero.

Finalmente, cabe señalar que el informe no desglosa los conflictos por su gravedad, cosa que sí ocurría en el anterior, cuando se clasificaron los incidentes según fuesen insultos, amenazas o agresiones, ni aparecen los problemas surgidos entre profesores y familiares de alumnos.