Valencia de Alcántara y su comarca, Las Villuercas o algunos puntos del norte de la región están considerados como zonas de sombra del mapa sanitario en Extremadura. La distancia a sus hospitales de referencia es un problema para sus habitantes, sin embargo la ratio de usuarios que demanda atención especializada o quirúrgica hace poco viable una inversión para dotar estas zonas con infraestructura hospitalaria.

Tomando como referencia una región como Extremadura --con una importante dispersión geográfica-- expertos en el ámbito de la gestión sanitaria consideran inviable la puesta en marcha de servicios hospitalarios para nichos de población por debajo de los 50.000 habitantes. A pesar de la contraindicación estadística, vecinos de la zona de Valencia de Alcántara han iniciado una cruzada para exigir a la Junta la implantación de un hospital que reduzca los 90 kilómetros de distancia a Cáceres, de donde dependen. La distancia es mayor si se toma como referencia Cedillo o Herrera de Alcántara.

En este mapa de la sanidad extremeña, sólo los usuarios de La Siberia y parte de La Serena están peor. Localidades como Galisteo, Fuenlabrada o Helechosa de los Montes están a más de 120 kilómetros de Don Benito, su área hospitalaria de referencia. Una situación que ya es transitoria tras aprobarse para la zona un hospital que se ubicará en Talarrubias y que podría estar en servicio en el 2007. Este proyecto está concebido para una población de 40.000 personas del este de la provincia de Badajoz (La Siberia y La Serena este) y aunque la ratio de usuarios es inferior a la tasa de rentabilidad, Sanidad sí justifica la necesidad de reducir distancias con su actual área hospitalaria, de la que seguirán dependiendo para determinadas intervenciones asistenciales.

En el caso de Valencia de Alcántara y su comarca, la presión social cuenta también con el apoyo de la reivindicación política. La disminución de tiempos de espera para pruebas diagnósticas, consultas externas especializadas y cirugía programada; disponer de acceso a recursos de atención especializada a menos de 30 minutos; o potenciar alternativas a la hospitalización, a través de las unidades de hospital de día, tanto para procesos quirúrgicos como médicos, son algunos de los argumentos que el PP cacereño defiende para su puesta en marcha. Para el ciudadano de a pie el argumento es más sencillo: un servicio más cercano.

Frente a los pilares sociales , Sanidad tiene sus propios argumentos. El primero: la escasez de población. Esta zona del este extremeño cuenta con un censo de unas 15.000 tarjetas sanitarias repartidas entre los centros de salud de Valencia de Alcántara, Salorino y Santiago de Alcántara, a la que además se incluye el área de San Vicente de Alcántara. El segundo: la escasa actividad que tendría un hospital en una zona así.

Según los datos de Sanidad, de esas cuatro áreas sanitarias se derivan cada año a sus hospitales unas 900 intervenciones quirúrgicas, 75 partos y 1.300 hospitalizaciones. O lo que es lo mismo, un hospital para para Valencia de Alcántara atendería 2,5 operaciones al día, 6 partos al mes y se hospitalizarían 3,5 personas cada 24 horas. ¿Suficiente para justificar una inversión? Las partes en litigio parecen no coincidir.

Tomando como referencia las últimas adjudicaciones de la Junta de Extremadura, poner en marcha un hospital como el de Tierra de Barros (80 camas) tiene un coste de unos 35 millones de euros entre infraestructura, equipamiento, personal y gastos de funcionamiento. A ello habría que sumar unos 15 millones anuales, desde su puesta en marcha, para mantener su actividad.

Con estos datos, Sanidad ha optado, como respuesta a la demanda social en Valencia de Alcántara, por reforzar la atención especializada en aquellas áreas con más demanda, incorporar los servicios de telemedicina, abrir la Unidad de Radiología, ampliar la infraestructura sanitaria y dotar a la zona con un refuerzo de UCI móvil que estará en servicio en el plazo de un mes.

Esta política también se aplicará en las otras zonas de sombra en la región. En el caso de Las Villuercas, la futura entrada en servicio de un Centro de Alta Resolución en Trujillo --que no permite hospitalizaciones pero sí realiza cirugía ambulatoria y tendrá Urgencias con pruebas diagnósticas-- reducirá en 50 kilómetros los más de 130 que un vecino de Alía tenía que hacer ahora hasta llegar a Cáceres.