Es una tragedia medioambiental y social, pero también económica. Los incendios forestales tienen un coste y en Extremadura superan los 48 millones de euros desde que comenzara el nuevo siglo. Es el cálculo realizado por la Fundación Civio tras analizar pormenorizadamente los datos oficiales de los 196 incendios forestales (con una superficie quemada de más de 100 hectáreas) ocurridos en la región entre los años 2001 y 2014.

Este triste balance coloca a Extremadura en la cuarta posición del ránking de comunidades donde los fuegos han causado mayores perjuicios económicos. Galicia, con daños superiores a los 350 millones de euros en más de 500 incendios, lidera esta aciaga clasificación. Le siguen Aragón (121 millones) y la Comunidad Valenciana (70 millones). En el conjunto de España, en estos 14 años, el coste total del fuego ascendió a 751 millones.

Durante este periodo del que se tienen datos cerrados, se produjeron en Extremadura un total de 196 incendios que devastaron más de 95.600 hectáreas o 956 kilómetros cuadrados, lo que supone nueve veces la ciudad de Barcelona. A pesar del elevado impacto económico, el montante de pérdidas calculado en la región es más bajo que en Aragón o la Comunidad Valenciana, donde se registraron menos fuegos que en Extremadura. ¿Por qué? Valorar las pérdidas causadas en un incendio no es sencillo. Los datos oficiales desvelan el impacto económico de la superficie quemada, pero diversos expertos, entre ellos dos investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid, señalan que más allá de los bienes directamente destruidos (infraestructuras, cultivos, pastos, madera...) también habría que contabilizar la energía que consume el fuego y el daño ambiental.

Uno de los siniestros más devastadores y costosos de este siglo en Extremadura ocurrió en julio de 2005 en la sierra de Las Villuercas. El fuego arrasó 9.900 hectáreas, duró seis días e hicieron falta más de 500 personas y un centenar de vehículos y avionetas para su extinción. El desolador panorama costó 14 millones de euros. Otro de los grandes incendios de la región ocurrió en la Sierra de San Pedro en agosto del 2003, uno de los veranos más catastróficos de los tres últimos lustros. Ardieron más de 9.500 hectáreas y el impacto económico superó los 4,2 millones.

DAÑOS HUMANOS / Pero más allá de las cuentas, la consecuencia más dramática de los incendios forestales es la pérdida humana. Según el estudio de la Fundación Civio, entre 2001 y 2014 fallecieron 42 personas y otras 233 resultaron heridas en distintos siniestros. El balance en Extremadura en estos 14 años es de diez heridos y un fallecido, un efectivo de la Unidad Militar de Emergencias que murió tras volcar un camión que trabaja en la extinción del incendio en Sierra de Gata en agosto del 2012.

La Estadística General de Incendios Forestales que elabora el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, también desvela, según el análisis de Civio, cuáles son los municipios que más arden en España. Entre los más afectados están poblaciones de Galicia y Asturias, pero entre estos se cuela Badajoz en el puesto 60 (con 533 incendios que arrasaron 2.912 hectáreas entre 2001 y 2014) y Cáceres en la posición 78 (con 468 incendios que quemaron 7.564 en estos 14 años analizados).

Sin embargo, este estudio está incompleto y tendrá que seguir sumando pérdidas, medioambientales y económicas cuando se valore el coste de los incendios registrados en los últimos tres años (incluído 2017). Porque en este último periodo hay que contabilizar uno de los incendios más negros de la historia de Extremadura: el ocurrido en Sierra de Gata en agosto de 2015 y que arrasó más de 6.800 hectáreas. Solo este fuego se llevó por delante más superficie que los 607 incendios registrados este pasado verano, con los que ardieron 5.410 hectáreas, según los últimos datos de la Consejería de Medio Ambiente presentados recientemente.