El reparto de los presupuestos de los extremeños ha variado en los últimos años. Fruto de un menor consumo o de una rebaja o incremento de los precios a lo largo del último año, la cesta de la compra ha cambiado. Los extremeños destinaron el año pasado un presupuesto inferior en varios productos del supermercado: gastaron hasta 35 euros menos que en 2014 en pan y cereales; tres euros menos en leche, quesos y huevos; otros nueve euros menos en aceites y grasas; doce menos en azúcar y chocolates; y otros once euros menos en vino.

Por el contrario, elevaron el desembolso hasta en más de 30 euros en otros alimentos como carnes, pescados, fruta y hortalizas. También gastaron más dinero en café, cacao, agua y bebidas refrescantes, licores y cerveza, entre otros. Pero si hay algo que ha crecido por encima del resto de productos es el gasto en tabaco. En solo un año la factura de los extremeños en cigarrillos ha crecido en 43 euros, un 11% más respecto a 2014.

No solo ha cambiado la distribución del gasto en el supermercado y el estanco. Los extremeños destinaron el año pasado una mayor parte de sus presupuestos a sectores especialmente sensibles como la educación y la sanidad, que en los últimos años han sufrido algunos de los recortes más duros, con el establecimiento del copago farmacéutico o el aumento de los precios en las universidades y la rebaja de las becas, entre otros.

760 euros en electricidad

Las facturas del hogar también se han encarecido, lo que ha provocado un aumento del gasto de las familias especialmente en los recibos de la luz (hasta 760 euros al año), de alcantarillado y de basura, a los que destinaron durante 2015 en su conjunto 20 euros más que en el año anterior.

Tras descontar los gastos de la vivienda, sus recibos y la alimentación, se van de bares pero escatiman más. El gasto en restaurantes y cafés de una familia supuso el año pasado más de 1.800 euros, 130 euros menos que en 2014. Llenar el depósito del coche supone también un montante importante de los presupuestos de los extremeños: 1.221 euros durante 2015. Y el teléfono (móvil o fijo) se lleva otro buen pico: 646 euros.