POR FRANCISCO ACEDO

TEtl Papa Francisco ha celebrado la segunda Semana Santa de su pontificado, abierta el pasado Domingo de Ramos, continuada con la Santa Misa Crismal, el Triduo Sacro y los otros actos que, como de costumbre, jalonan esta semana en Roma. Aunque ya no son, como hace unas décadas, de los pocos que se transmitían por aquello que se llamaba 'Mundovisión', hoy las nuevas tecnologías y las redes sociales hacen que el interés por la figura del Papa crezca, sea quien sea, pero más que nunca con el actual Pontífice. Miles de millones de personas, católicos y no, han seguido en estos siete días los misterios mayores de la Fe, después de la Encarnación: la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo Jesús.

En el Domingo de Ramos Francisco llevó un pectoral de madera de olivo en la Procesión de las Palmas en el Vaticano, todos los ojos se fueron a él y a la historia que tenía detrás. No está muy claro si estas decisiones vienen tomadas directamente por el Pontífice o hay quien lo asesora en tal materia. Me inclino a pensar lo primero, porque quien conozca al exquisito Ceremoniero Pontificio Monseñor Guido Marini sabe que ésa no sería su personal elección, pero, al fin y al cabo, él, como todos, tiene una autonomía limitada y es el propio Papa quien toma la decisión final.

El problema de estos gestos que se salen de lo establecido es que la atención y la noticia recae en ellos en lugar de en las palabras.

Cierto es que un Papa poco necesita para ser noticia, pero si la noticia es la cruz de olivo en vez del mensaje estamos cayendo en la anécdota elevada a grado de categoría. Papa Francisco es un personaje fácil para los periodistas porque él mismo da los titulares y la noticia masticada, pero desde la Casa Pontificia y la Sala de Prensa deberían cuidar el hecho de que un signo solape un mensaje.

XQUE ELx Papa sea reconocido por prestigiosas cabeceras como personaje es importante y nos da la idea de la relevancia de una Iglesia presente en el mundo y cercana a ella, pero que algunos medios de moda lo conviertan en icono y fetiche debería preocupar. El Papa no debe crear tendencias. Ahora no tardaremos en ver prelados con pectorales de madera, imitadores de formas, pero no de contenidos. Lo importante, lo verdaderamente importante, es esa Cruz que esta semana hemos recordado y adorado, de la cual vino la salvación. Si la cruz pierde su carácter salvífico y se convierte en un mero adorno, mal vamos después de dos mil años. Cierto es que el estilo Bergoglio marca, especialmente en lo externo, en los purpurados, los que, por cierto, más que estar pendientes de los estilismos deberían de estarlo de las palabras y documentos que emana Roma Eterna. Feliz Pascua para todos.