No hay fecha, pero el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en el que el Tribunal Superior de Justicia de Extremadura (TSJEx) deja la decisión final de demoler o no el complejo turístico Maria Isla de Valdecañas ya está manos a la obra. Fuentes del CSIC confirman que ya se ha organizado un equipo de trabajo que está integrado por investigadores de distintos centros del ente científico, entre ellos la Estación Biológica de Doñana.

Este equipo no cuenta con ningún plazo acotado para desarrollar su trabajo pero este tipo de encargos "no suelen demorarse en el tiempo", señalan. Una vez que esté elaborado el informe se remitirá directamente al órgano que lo ha solicitado, el TSJEx, que no informará al respecto hasta que se pronuncie la Sala una vez conocidos los pormenores del estudio.

El informe pericial deberá determinar la incidencia que la construcción del complejo turístico ha tenido sobre el hábitat protegido para, entre otras cuestiones, poder determinar si esos efectos han sido perjudiciales, neutros o beneficiosos para el hábitat y cuáles serían las consecuencias ambientales de una posible demolición. Asimismo, el informe también deberá determinar si existía justificación para que el espacio ocupado por la urbanización Mariana Isla de Valdecañas fuera incluido en la zona especial de protección de aves (ZEPA) por ser hábitat de reproducción y conservación de alguna especie de avifauna amenazada de extinción. Por otra parte, tendrá que aclarar si los estudios y criterios técnicos que sirvieron de base a la declaración de impacto ambiental reflejaron los efectos sobre el ecosistema del proyecto.

El encargo del TSJEx al CSIC se produjo hace ya más de un año. En marzo del 2015, el tribunal extremeño aceptó la solicitud de la Administración regional de llevar a cabo una evaluación pericial independiente antes de tener que ejecutar dos sentencias judiciales --del TSJEx y del Supremo-- que obligan a demoler el complejo turístico y a devolver los terrenos al estado original antes de la aprobación del Plan de Interés Regional (PIR) que fue la base de la construcción de esta isla privada cacereña.

Mientras los investigadores determinan si es posible o no derribar el complejo turístico de la provincia de Cáceres, su futuro sigue pendiente de un hilo, pero su presente mantiene la actividad habitual: su hotel sigue aceptando reservas. Dispone además de un campo de golf de 18 hoyos, base náutica, piscinas, centro hípico, playa artificial, senderos peatonales, un completo complejo deportivo y 180 villas de lujo.