El cáncer no es una cuestión menor, pero sí un problema de menores y, en estos casos, un tanto ignorado. De hecho, según María Isabel Pintor, oncóloga del Hospital Materno Infantil de Badajoz, "el cáncer infantil constituye una de las enfermedades más desconocidas". "Todo el mundo es consciente de la importancia, por su incidencia y potencial gravedad, de los tumores en adultos, pero el conocimiento sobre su desarrollo en edades pediátricas son escasos porque apenas supone un 3% de la incidencia total del cáncer", añade.

El Servicio de Epidemiología de la Consejería de Sanidad comparte el diagnóstico y señala que la aparición de tumores en estas edades es relativamente baja. Según sus estimaciones, en la región se diagnostican uno 16 casos anuales --según Pintor, entre 20 y 25--. Sin embargo, es la segunda causa de muerte en España entre los niños mayores de un año y los menores de 15, solo por detrás de los accidentes de tráfico. En Extremadura es la novena, superada por los siniestros en la carretera, las enfermedades del sistema nerviosos, las patologías respiratorias o las infecciones y enfermedades parasitarias, entre otras. "Los fallecimientos por tumores infantiles suponen el 4,6% de todas las muertes a estas edades", apuntan en la consejería, donde recuerdan que entre 1999 y el 2004 han perdido la vida por este motivo 14 menores en la región.

Hoy el grado de supervivencia en los niños está en torno al 75% de los casos, gracias "a los descubrimientos e innovaciones terapéuticas y diagnósticas, y al diseño de nuevos protocolos de tratamiento que han permitido resolver dilemas terapéuticos y seleccionar las pautas más adecuadas de tratamiento", señala María Isabel Pintor, que también destaca la creación de unidades de oncología infantil, la especialización sanitaria y la rapidez en el diagnóstico.

Afección problemática

"No obstante, no es fácil detectarlo, debido a sus diferentes formas de presentación, que en ocasiones simulan trastornos más comunes", apunta la oncóloga del Materno Infantil, el centro de referencia en la región. Y tampoco se conocen con precisión sus causas, aunque influyen factores como la predisposición genética, las radiaciones ionizantes, la exposición a agentes químicos e incluso los compuestos de determinados fármacos.

Pero esos no son los únicos misterios que guarda esta enfermedad cuando aparece en menores. Según los datos de la Consejería de Sanidad, el cáncer infantil es mucho más habitual en los niños que en las niñas: se detectan unos 15 casos anuales por cada cien mil habitantes entre los extremeños de menos de 15 años, en el caso de las féminas son apenas siete. Es decir, los niños sufren el doble de casos de tumores, "mientras que en España es un 20% --cinco veces menos que en la región--", apostillan desde el Servicio de Epidemiología. De momento los expertos desconocen los motivos concretos.

También hay otras diferencias en relación al sexo. Así, mientras en los chicos son más frecuentes las leucemias, los de encéfalo, los de huesos y la enfermedad de Hodgkin (en el sistema linfático), entre las niñas son habituales el cáncer de ovario y el de tiroides.

Más que una enfermedad

"No es suficiente que el niño supere físicamente su enfermedad. Debemos conseguir que sea un miembro activo e integrado en la sociedad", explica María Isabel Pintor. Por ello, tratan de ofrecer y mejorar la información, la atención psicológica, el apoyo socieconómico o la educación al paciente y a sus familiares. "No sólo los niños han de ser sujetos de esta atención, todo el entorno familiar sufre las consecuencias del diagnóstico. Los padres presentan mayor vulnerabilidad a enfermedades psíquicas y físicas, en ocasiones renuncian a su vida profesional y experimentan sentimientos de abandono hacia los hermanos", agrega.

Pero el camino no termina ahí. Según las últimas investigaciones, 30 años después del diagnóstico, casi el 70% de los supervivientes de un cáncer infantil sufren algún tipo de enfermedad crónica como consecuencia del tumor o de los tratamientos aplicados, como trastornos del crecimiento o problemas renales y cardiovasculares. Aunque los oncólogos insisten, lo más importante es la sonrisa de quien logra vencer a la enfermedad, que cada vez son más.