El 3 de marzo de 1989 nació en el hospital de Mérida María Soledad Molina Molano. Sería una historia normal si no fuera porque al nacer pesó 400 gramos y se convirtió entonces en la niña prematura más pequeña del mundo (su tamaño era similar al de un bolígrafo). Hoy, a punto de cumplir 18 años, es una niña feliz y hace una vida normal. Su caso vuelve a estar de actualidad tras conocerse que en EEUU una pequeña ha sobrevivido tras nacer a las 21 semanas de gestación y con 283 gramos de peso.

Los padres de María Soledad no han querido hacer declaraciones, pero la directora del equipo médico del hospital emeritense en aquellos instantes, María Martínez, no ha olvidado aquel momento."Se temió por la vida de la niña y no se pensó que pudiera sobrevivir, pero salió adelante y lo hizo en Mérida, sin necesidad de ser trasladada a otro sitio". Las primeras horas fueron difíciles. Pocos bebés en esas condiciones habían logrado sobrevivir y hasta el ginecólogo que atendió el parto, creyendo que la criatura nació sin vida, extendió un certificado de necropsia que llegó a ser firmado por el padre de la pequeña María Soledad, José Molina.

Pero la vida se abrió paso y aquel pequeño cuerpo empezó a moverse y ahí comenzaron horas de trabajo para sacar adelante a la niña. Fueron muchos los profesionales sanitarios que cuidaron de la pequeña durante los meses que estuvo ingresada, teniendo en cuenta además que "incluso perdió peso durante su primera semana de vida y se quedó con apenas 380 gramos". María Martínez ha seguido teniendo contacto con María Soledad y hoy"es una niña totalmente normal, sin secuelas neurológicas ni de ningún tipo".

La historia de esta joven emeritense es similar a la que está viviendo hoy Amilia Taylor, la niña estadounidense que se ha convertido en el bebé más prematuro del mundo. Esta pequeña pesa ahora dos kilogramos y ha superado satisfactoriamente problemas respiratorios y digestivos, así como algún tipo de hemorragia cerebral, y esta semana podría dejar el hospital.

La supervivencia de Amillia es descrita por los médicos del hospital como un milagro y, según sus datos, no se conoce que ningún bebé haya sobrevivido tras un período de gestación menor a 23 semanas. María Soledad nació a los 5 meses y pasó por ello hace ya 18 años.