En muchos lugares, incluyendo Extremadura, el consumidor no pide ‘un vino’, sino ‘un Rioja’ o ‘un Ribera del Duero’», cuenta Jacinto Guerra, secretario técnico de la Asociación de Empresas Vitivinícolas de Extremadura (Asevex).

Es una situación de sobra conocida y que provoca una paradoja para los caldos regionales que también resume Francisco Javier López, director gerente de la Denominación de Origen Ribera del Guadiana: «Cuanto más nos alejamos de España, más competitivos son nuestros vinos».

El mercado exterior sigue siendo por tanto una de las piedras angulares para las bodegas de la región, ya reconocidas en los círculos vitivinícolas pero a las que les toca seguir peleando para hacerse un hueco en el imaginario popular nacional.

«No hay que olvidar que somos una región muy joven, con poca tradición en el mundo del vino embotellado», recuerda Guerra.

«Pero las cosas se están haciendo bien. En los últimos quince años se ha reestructurado más del 60% de la superficie de viñedo de nuestra región y se han realizado cuantiosas inversiones en mejorar las bodegas. Eso está poco a poco dando frutos y permitiendo elaborar vinos de alta calidad», matiza.

Similar opinión muestra López, quien señala que la lucha en el mercado nacional está definida por una cuestión de posicionamiento, más que de competitividad y calidad.

«Hay que tener en cuenta que somos una DO relativamente joven y la DO es lo que prima a día de hoy en el mercado nacional, mientras que conforme sales al exterior lo que se valora es que sea un vino español y de calidad», expone.

Hay tres países que son claves para los caldos extremeños: Portugal, Francia y Alemania, que compran casi el 75% del vino exportado por Extremadura, según los datos de Asevex.

En el caso de la DO regional, para la que el mercado exterior representa un 20% de su comercialización, China se ha convertido en la meca.

El gigante asiático acaparó casi un 75% del total de las ventas de Ribera del Guadiana en el 2016. El resto se repartieron mayoritariamente entre Canadá (12%) y la Unión Europea (12%).

Sin embargo, el pasado año también representó un descenso del 28% en las exportaciones de vino en volumen, con las que aún así se alcanzaron casi los 175 millones de litros, un 50% aproximadamente del total de la producción regional.

Esta tendencia a la baja se ha venido produciendo durante los últimos tres años pero más que al propio mercado es necesario mirar al panorama general de la producción para encontrar una explicación a tal caída.

«Aunque el descenso de las exportaciones pueda considerarse un dato negativo, no lo es tanto si tenemos en cuenta que en los últimos años está descendiendo la producción de vino debido a la escasez de lluvia y las altas temperaturas. Esta vendimia que está comenzando va a ser una nueva muestra de ello. Se esperan importantes descensos en la producción de uva y por tanto de vino», explica Guerra.

Una tendencia que además, destaca el secretario de Asevex, parece estar revirtiéndose en este 2017: «en el periodo enero-mayo, que son los últimos datos que tenemos disponibles, se ha exportado un 28% más que en el mismo periodo de 2016», dice.

El gerente de Ribera del Guadiana apunta en la misma dirección: «Aún no tenemos los datos concretos, pero este año hemos vuelto a exportar mucho más vino», confirma López.

La DO está centrando sus esfuerzos en la actualidad en el mercado regional, un mercado primario que es fundamental terminar de conquistar a la vez que las bodegas continúan con su progresión en el exterior.

De todas formas, tal y como señala Guerra, lo esencial no es tanto el destino como el hecho de que los vinos tengan su salida en el mercado.

«Lo más importante para el sector es que sus vinos se comercialicen. En este sentido hay que decir que todas las previsiones indican que la campaña 2016/2017 ha finalizado con unas existencias en las bodegas muy similares a las de la pasada campaña o incluso inferiores», remarca.

Desde Asevex apuntan sin embargo a una asignatura pendiente para los caldos extremeños: el precio.

A GRANEL

Según esta agrupación, alrededor del 80-90% del vino exportado es a granel, es decir, sin embotellar.

«Precisamente esa es la razón de los bajos precios de exportación, caso similar a lo que ocurre en La Mancha. Los vinos a granel apenas tienen un valor añadido y su precio es muy bajo. Las regiones que exportan casi todo su vino embotellado lo hacen a unos precios medios muy altos», razona Guerra.

El valor medio del vino exportado por 109 bodegas extremeñas en 2016 fue de 688.000 euros cada una, aunque más de la mitad exportó por un valor inferior a 25.000 euros, recoge Asevex.

De hecho, no es extraño encontrar en cualquier supermercado del extranjero un vino comercializado como ‘español’ en cuyo contraetiquetado se encuentra el origen de una localidad extremeña.

Lo cierto es que, ya sea embotellado o a granel, el mercado exterior, en el que prima la calidad y el factor país, se ha convertido en la vía de escape ideal para los caldos de la región mientras luchan por su reconocimiento nacional.

Parece que a los vinos extremeños todavía les toca seguir el mismo ejemplo de muchos de los habitantes de la tierra que les ha visto nacer: coger las maletas y emigrar.