Ante un foro mayoritariemente masculino, una mesa de debate con una única voz femenina analizó ayer en Cáceres "la problemática del aborto" --tal lo definió el representante de la Iglesia católica-- desde diferentes confesiones: católica, evangélica, judía y musulmana.

La cita coincidía con el Día de la Mujer y constituía el acto inaugural del Congreso Internacional Mujer y realidad del Aborto , que celebra el Foro de la Familia en la ciudad hasta el viernes.

A lo largo de una hora, un representante de cada una de estas religiones expuso la visión que su doctrina recoge sobre el aborto, con una idea común, muchos matices y alguna propuesta. Todos ellos coincidieron en expresar el rechazo frontal a esta práctica, en virtud de "la defensa y el respeto a la vida humana". En este sentido, lamentaron de forma unánime que el aborto constituye siempre "la solución más fácil", y subrayaron que en el 90% de los casos en España, el aborto está motivado por un embarazo no deseado, "no porque integre un riesgo vital para la madre", subrayó Jorge Farfán, pastor evangélico y ginecólogo.

Los matices llegaron en cuanto a las excepciones que cada confesión contempla para no condenar el aborto. En este punto, los ponentes ofrecieron un amplio abanico que abarca, desde la autorización cuando puede el embarazo supone "un riesgo real" para la vida de la madre --como señalaron los representantes de las religiones musulmana y evangélica--, a "las presiones" que le llevan a adoptar esta decisión --como apuntó el portavoz de la Iglesia católica--, pasando por las diferencias entre cada confesión respecto al momento en el que el feto se convierte en una vida, y por tanto el aborto en un acto ilícito: "desde el momento de la concepción", según la Iglesia evangélica; "a partir de los 40 días desde la concepción, que es cuando el feto recibe el alma", como recoge la doctrina judía; "transcurridos 120 días desde la concepción, cuando se consideraría un pecado ilícito", según la confesión musulmana; "bajo ninguna circunstancia, finalidad o ley del mundo", como expuso el representante de la Iglesia católica.

En cuanto a las propuestas, hubo dos. Leopoldo Vives, director del Secretariado de la Subcomisión para la Familia y la defensa la Vida de la Conferencia Episcopal incidió en que "todas las confesiones deben trabajar conjuntamente en promover la cultura de la vida", mientras que Esther Bendahan, representante de la comunidad judía, invitó a "reflexionar sobre el aborto desde la responsabilidad y la conciencia". Precisamente en su voz estaba la paradoja de ese 8 de marzo.