Aquí seremos menos de ochenta vecinos y ocho o diez serán jóvenes. Figúrese como estamos después de que hemos perdido a cuatro de ellos". Con estas palabras mostraba un vecino el sentir de toda la pedanía del Poblado de Cíjara, que dio ayer sepultura a una parte importante de su presente y de su futuro.

Los jóvenes César, Miguel Angel, Alberto y Alfredo --estos dos últimos primos--, que murieron el domingo en un accidente de tráfico en el término del municipio toledano de Sevilleja de la Jara, dejaron huérfanos de juventud a esta pedanía de Alía que ayer les lloraba. Y lo hicieron justo cuando venían de celebrar el cumpleaños de uno de ellos. Una efeméride que, al final, se vistió de drama y tragedia.

Tal y como relataron a EL PERIODICO familiares de los fallecidos, los jóvenes se fueron el sábado a La Nava de Ricomalillo a celebrar el veinte cumpleaños de Alberto, y tras divertirse en varios locales decidieron volver de madrugada al Poblado de Cíjara para descansar y pasar el domingo. No obstante, de camino encontraron la muerte.

De los cuatro jóvenes, dos de ellos, Miguel Angel y Alfredo, vivían en el Poblado de Cíjara. Mientras que el primero de 18 años se dedicaba a ayudar a su padre, el segundo trabajaba en una de las envasadoras de miel del pueblo, que junto con la pesca y la caza son el sustento económico de esta pedanía.

Por su parte, Alfredo hacía dos meses que se había marchado a Madrid para trabajar en una empresa de Fuenlabrada, mientras que César, el mayor de todos --23 años--, residía en Alcorcón, donde ahora trabajaba en las obras del Metro Sur. No obstante, a pesar de vivir ambos fuera, raro era el fin de semana que no venían al pueblo.

El mazazo emocional se hizo notar ayer en el sepelio, que congregó a casi 400 personas, teniéndose que oficiar el funeral al aire libre a la entrada de la iglesia, entre las muestras de dolor y los desmayos de algunos familiares. Y es que esta pesadilla tardará mucho tiempo en borrarse.