Curro Velázquez (Badajoz, 1975) estrena en cines de toda España su ópera prima, Que baje Dios y lo vea. El guionista extremeño da el salto a la gran pantalla con una comedia para todos los públicos en la que ha contado con actores de la talla de Karra Elejalde, Tito Valverde, el Langui, Alain Hernández, Joel Bosqued o Macarena García. Velázquez ha sido guionista de exitosas series de televisión como Periodistas, El Chiringuito de Pepe o Fuga de cerebros, ya en cine.

Hijo de Felipe y Satur, el menor de tres hermanos se fue con 24 años a Madrid, porque allí se encontraba la industria donde quería trabajar. Durante su último año de Derecho en la Universidad de Extremadura, compaginó sus estudios en Cáceres con sus primeros pinitos como guionista para Globomedia. En un principio, su familia no sabía si la cosa iba en serio o eran «pájaros en la cabeza» del benjamín de la casa. No obstante, gracias a su apoyo, Curro pudo trasladar su residencia a Madrid y «pelear por mi sueño». Con el tiempo, Felipe se ha convertido en su «fan número uno». La crítica ha dicho del director pacense que su opera prima es una comedia «fresca» y «entretenida» y ha aplaudido su trabajo como director de actores.

—Este fin de semana su opera prima se estrena en cines de toda España ¿Está nervioso?

—Es una mezcla de ilusión y nervios. Ha sido mucho trabajo durante mucho tiempo y, claro, estoy deseando compartirlo con el gran público.

—Qué va a ver el espectador?

—Va a ver una historia, una comedia… Qué te voy a decir: es mi hijo. La gente es la que tiene que ir a verla y opinar. Yo sí creo que van a pasar un buen rato, que se van a reir. La película tiene ingredientes para el gran público, comedia romántica, ternura… un poco de todo. Teniendo en cuenta lo que he hecho antes, es la misma línea pero con más presupuesto y medios. Es una opción perfecta para pasar un buen rato con la familia, con la pareja, solo o acompañado.

—Para ser su primera obra ha contado con un presupuesto considerable que ronda los cuatro millones de euros.

—Es un buen presupuesto y eso se nota en la peli porque he podido rodar en muchísimas localizaciones desde Guadalajara, Ciudad Real, Roma, o dos semanas en Ciudad Rodrigo para las escenas del monasterio. La verdad es que estoy muy contento con la factura de la película. Además, también he podido contar con Fernando Velázquez, nominado a tres premios Goya por sus bandas sonoras y ganador de un Goya por la música de Un monstruo viene a verme.

—De hecho ha grabado con Velázquez y la Orquesta de Extremadura en su tierra, Badajoz.

—Si, estuvimos en Badajoz y la verdad es que tenemos una orquesta de diez y espero seguir haciendo cosas con ellos en un futuro cercano. Repetiría, sin duda.

—¿Por qué no ha rodado en Extremadura?

—Quise rodar en El Palancar, pero la comunidad que vive allí, de alguna manera, no quería perturbar la paz del monasterio, que yo lo entiendo porque es su decisión. Mi primera opción siempre, en casi todo lo que hago, es contar con Extremadura y por mi parte siempre pongo todas las ganas y todo el esfuerzo. He conseguido a la orquesta sinfónica y para el siguiente trabajo espero poder hacer más cosas con mi tierra. Luego dentro de la película, pero eso es ya más de guión, las perrunillas juegan un papel importante. Ahí van a estar.

—¿Cómo fue su entrada en el mundo del cine?

—Me enteré de que buscaban guionistas en Globomedia y envié mi propuesta al productor ejecutivo de la serie Periodistas y tuve la gran suerte de que me contrataran. Luego, vino la serie de Los Serranos o El Show de Flo. Ya en cine, como guionista, he trabajado en Fuga de Cerebros 1 y 2 y, para Telecinco, en El Chiringuito de Pepe. Con Que venga Dios y lo vea he dado el salto a la dirección.

—¿Pero cómo acabó de guionista siendo estudiante de derecho?

SEmDLas escuelas de cine o la facultad de comunicación han empezado a surgir no hace mucho. En mi juventud tampoco había muchas opciones si querías ser guionista o director. Hice Derecho pero durante la carrera seguía haciendo cortos y también escribía. Lo mío es pura vocación. Y cuando acabé, incluso un poco antes, ya me incorporé a Periodistas.

—¿Cuál es su método creativo a la hora de escribir un guión?

—En este caso, fue por un artículo de prensa sobre la Champion Clero. Leí que se saludaban en el centro del campo con el ‘Ave María purísima’ o que no hacían faltas. A partir de ahí comencé a construir la ficción. En otros proyectos, depende. A veces comienzas con una idea concreta, otras veces es algo que ves, algo que lees. No hay un método fijo para crear un proyecto

—¿Le tortura el proceso de creación narrativa?

SEmDSoy bastante perfeccionista y, en las primeras fases, el brainstorming, es la fase que más me gusta y la que más disfruto. Pero cuando te toca ir afinando quizá, por este punto perfeccionista que tengo, no es que sufra pero sí es una fase más dura. Realmente, como se suele decir, un guión no se acaba, se deja. Y siempre pienso que se puede afinar más un diálogo.

Dirigiendo una película te das cuenta que, cuando eres también guionista como es mi caso, puede seguir trabajando durante el proceso de ensayo, rodaje y montaje. Antes sólo como guionista sufría más porque soltabas el guión y no podías seguir trabajando con él porque cortabas el cordón umbilical. Pero aquí, al dirigir, he estado hasta el último segundo implicado en todos los procesos. Y es algo que quería hacer.

—¿La productora le ha dado vía libre para elegir a los actores?

—Sí, absolutamente, pero digamos que esto es un trabajo en equipo. Yo trabajo con mi directora de casting, Pilar Moya, y el productor de la película, Juan Gordon, realizo las propuestas que considero oportunas y entre todos las debatimos. ¿Cómo me voy a quejar si tengo a Karra Elejalde, a Macarena García o Tito Valverde? He tenido el reparto que quería.

—¿No le impresiona dirigir en su ópera prima a este elenco de actores consolidados?

—Yo digo como los toreros: Más que miedo, respeto. Antes de dirigir, ya había estado trabajando en la producción ejecutiva de otros proyectos que, aunque no es exactamente dirigir, tienes una responsabilidad que te va curtiendo. Cuando trabajas con gente con talento es todo mucho más fácil y el resultado es mucho mejor. Los buenos actores son siempre gente inteligente y con un poquito de mano izquierda es suficiente. Dirigir es un poco como trabajar en un colegio. A veces tienes que ser más duro, otras veces te toca escuchar y a veces hay que hablar. Pero, la verdad, es que hemos hecho buena piña. Ha sido un rodaje con muy buen rollo y eso se ve en la película. Y, aunque los actores son muy distintos, he conseguido que estén todos en un mismo tono, en una misma verdad, que es lo que yo intentaba.

—Una película es un ser vivo ¿Qué cambios se han producido mientras ultimaba el rodaje?

—En principio, el personaje que iba a hacer Karra Elejalde era el padre Salvador, que es el que finalmente ha interpretado Alain Hernández. Cuando comencé a hacer casting para su antagonista no encontraba lo que quería y le propuse a Karra que cambiara su papel y fuera el padre Munilla. Aceptó y ha sido un acierto.

—¿Continúa manteniendo relación con Badajoz?

—Tengo muchísima relación porque vengo a menudo al tener allí a toda mi familia. Ojalá hubiera podido desarrollar en Extremadura mi carrera, pero la industria audiovisual está en Madrid y es donde tengo que trabajar.

—¿Intentará de nuevo trabajar en Extremadura?

—Sí, por supuesto. Siempre pienso en Extremadura. Y ojalá que desde allí piensen que puede ser bueno para nuestra tierra, no sólo los rodajes, no sólo el cine, sino también un tren digno, que ya es hora.

—¿Estuvo en la concentración del 18 de noviembre?

—Por supuesto que fui a la concentración del 18 de noviembre porque es algo que ya clama al cielo y me gustaría que se solucionara porque es una prioridad. A una comunidad que esté aislada le va a costar mucho prosperar y avanzar y no me gusta que se trate de manera injusta a mi tierra. Yo peleo mucho Extremadura, soy don erre que erre.