La custodia compartida se otorgó solo en un 13% de los divorcios y separaciones de matrimonios con hijos menores que se registraron durante el 2016 en Extremadura. Fue en apenas 140 de las 1.059 rupturas en las que procedía asignar la custodia de algún descendiente que se contabilizaron a lo largo de ese ejercicio en la comunidad autónoma. En otras 847 (un 80%) la madre fue quien se hizo cargo del menor y en 66 (6,2%) el padre.

Si bien la proporción es muy superior a la que se registró solo un lustro antes, en el 2011, cuando las custodias por parte de ambos progenitores supusieron un 6,6% (69 en total), lo cierto es que parece que este modelo no acaba de consolidarse en la región. No solo por su escaso número, sino también porque el nivel de aplicación en ella está muy por debajo de la media nacional, donde el porcentaje es de más del doble, del 28,3%.

El abogado cacereño Juan Manuel Rozas cree que detrás de este diferencial tan amplio entre las cifras de custodia compartida de la región y del resto de España hay sobre todo razones de índole económica. «Hacen falta cierta estabilidad económica y unos recursos importantes para poder tener realmente a un niño en custodia compartida», aduce. Este letrado incide en que esta fórmula, «más que un como deseo de los padres», hay que verla «sobre todo desde el punto de vista de la estabilidad y la comodidad del menor, de que pueda tener sus cosas y sus juguetes en un mismo sitio y que no tenga que estar trasladándose de forma continua de la casa de un padre a otro».

En este sentido, una de las alternativas que existe a la hora de establecer la custodia compartida es que en la casa familiar vivan los hijos y sean los progenitores los que residan en ella a lo largo de periodos de tiempo alternos. Por ejemplo, en Francia, precisa, «lo normal es que el niño se quede en la casa que era del matrimonio y los padres vayan a ella por temporadas, quince días o un mes cada uno». Sin embargo, se trata de la opción más onerosa económicamente para los progenitores. En cambio, si el padre o la madre se va a un piso alquilado, agrega, es más probable que «el niño ya no esté tan a gusto» y también complica recibir el visto bueno de los equipos psicosociales de los juzgados. Estos equipos, que integran psicólogos y trabajadores sociales, elaboran un informe para el que normalmente se entrevista, por separado, a cada uno de los progenitores y al menor.

Aunque no es vinculante para el juez, este informe, que puede no considerarse necesario cuando los hijos están cercanos a la mayoría de edad y su opinión sobre con quién quieren vivir puede ser tenida en cuenta en mayor medida, sí suele marcar el sentido de la sentencia.

«CUESTIÓN CULTURAL» / Como segundo factor que puede influir en la baja cifra de custodias compartidas Rozas cita «una cuestión cultural. «En Extremadura la madre está considerada como más capaz para sacar los niños adelante y en ese tipo de situaciones quizás haya maridos que se desentiendan más».

Por su parte, Carlos Caldito, presidente de la Asociación de Padres y Madres Separados de Extremadura Custodia Compartida ¡Ya!, achaca la escasa implantación de este modelo en la región a que «Extremadura es, con diferencia, la región donde mayor influencia tiene el feminismo de género, junto con Andalucía, y la presión es brutal. Las llamadas asociaciones de mujeres están radicalmente en contra de la custodia compartida e incluso la denigran». Por contra, afirma, «en cualquier otro lugar del mundo el feminismo civilizado ya ha asumido que la custodia compartida es liberadora para la mujer». Caldito defiende que no es una cuestión de confrontación entre hombres y mujeres. «Cuando hablamos de custodia compartida estamos hablando de derechos de los hijos, de que las figuras materna y paterna estén en igualdad de condiciones, y de que sigan ambas en la vida cotidiana del menor, que ninguna de ellas pueda ser apartadas de la crianza y educación de los menores», defiende. A su juicio, «cualquier mujer sabe sobradamente que cuando se produce una ruptura de pareja tiene ganado anticipadamente un pleito que tenga que ver con la custodia. Es así de rotundo, no tiene que hacer ningún esfuerzo. Está todo supeditado a la buena o mala voluntad de la madre».

Igualmente, asegura que «en estos momentos en España hay un número de suicidios cercano al millar de hombres todos los años que están inmersos en rupturas de pareja y no pueden ver a sus hijos. Estamos hablando de una cosa muy seria. Mas de la mitad de los suicidios masculinos en España son por esta causa».

Caldito recuerda que «todas las sentencias del Tribunal Supremo «acaban ordenando que se generalice la custodia compartida y que sea excepcional la exclusiva, ya sea materna o paterna; que solo se prive de una de las partes cuando haya algo más que indicios, que haya pruebas rotundas de maltrato, abandono o desamparo. Cuando no se den esas circunstancias no hay ningún motivo para apartar a los hijos de su papá o de su mamá», concluye.

El Gobierno aprobó en julio del 2013 un anteproyecto de ley que eliminaba la excepcionalidad de la custodia compartida. El objetivo era conseguir un sistema legal sin las preferencias actuales por la custodia monoparental, si bien la norma finalmente no siguió adelante. «Se quedó en agua de borrajas porque el señor Ruiz Gallardón cayó en desgracia», remacha Caldito.