«Ojalá no tengamos que usarlo nunca, pero si algún día fuera necesario, estamos tranquilos de que tenemos los recursos necesarios para atender una situación repentina», cuenta Francisco Álvarez, director del Colegio Licenciados Reunidos de Cáceres. Este centro suma más de 1.200 alumnos y estaría obligado este año a contar con un desfibrilador, pero fueron bastantes previsores porque son un espacio cardioprotegido desde el 2014. «Tengo grabado un suceso hace ya bastantes años, cuando un padre sufrió una parada cardiaca a las puertas del colegio, así que cuando nos ofrecieron la posibilidad de tener un desfibrilador externo semiautomático (DESA) en el centro, me pareció una buena idea», añade. Fue a través de la campaña Salva Vidas, que permitió costear el dispositivo (su precio supera los mil euros) mediante de la venta de pulseras. Su uso es fácil, «hasta un niño podría», pero hay varios docentes y personal de administración y servicios formados para ello y cada dos años es necesario renovar esa formación, también los electrodos del aparato y comprobar la batería.

«En este centro estamos muy sensibilizados con la salud», insiste Álvarez. De hecho, cuentan con una docente y ATS, que además es la referente en salud del centro. María es también autora de un completo protocolo en el que da pautas sobre cómo actuar ante cualquier problema sanitario. Éste forma parte del proyecto Licen Saludable e incluye además del manejo del desfibrilador, la formación en primeros auxilios que el año pasado recibieron los docentes y este curso todos los alumnos de Primaria y Secundaria a través de una campaña la DYA va al Cole. «Cuando ocurre un accidente vital lo más importante es hacer el masaje cardiaco y aquí saben hacerlo todos los alumnos. El desfibrilador solo es efectivo cuando hay una fibrilación ventricular, pero hay casos de paradas cardiacas con asistolia en las que no es nada efectivo usar el DESA, sino que lo primordial es el masaje cardiaco y luego ya valorar si es necesaria la descarga eléctrica», apunta María, para quien el desfibrilador debería ser tan importante y frecuente como un extintor. «Los dos pueden salvar vidas».