Los Premios Espiga de Oro de Vinos de la Caja Rural de Extremadura han cumplido una década convertidos en fiel reflejo del esfuerzo que han realizado los agricultores y bodegueros extremeños. La Denominación de Origen Ribera del Guadiana ha experimentado en todo este tiempo una evolución que la ha colocado en una posición de privilegio en el competitivo mundo del vino, donde, poco a poco va abriendo mercados. El pasado día 24 de mayo fueron entregados los Premios Espiga en la finca El Toril.

Mariano Señorón, presidente de Caja Rural de Extremadura, definió esta década transcurrida como "difícil e ilusionante" en la que se ha colocado al vino extremeño en una posición ventajosa. Este esfuerzo, a su juicio, no debe caer en saco roto y es preciso invertir en los procesos de mejora de las bodegas para dar el definitivo salto a la comercialización. "Debemos perder el complejo de pedir vinos extremeños", afirmó Señorón, quien alertó del inquietante descenso del consumo de vino entre los jóvenes que no se sienten identificados con él y lo consideran un producto para entendidos.

En cuanto a la OCM del vino comentó que las ayudas más importantes para el sector son las propias ventas.

RECONOCIMIENTOS Emiliano Zamora, director de la décima edición de la cata de los Premios Espiga y un reconocido experto, destacó que el concurso está oficialmente reconocido por la Orden del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino de 23 de diciembre (BOE 08/01/09) y presidido por el presidente de Caja Rural de Extremadura. Emiliano Zamora de Alba es responsable de la Estación Enológica de Almendralejo, y junto a él estuvo un jurado compuesto por catadores de reconocido prestigio a nivel nacional. En total, a este certamen se presentaron 35 bodegas, distribuidas en las siguientes categorías y número: vinos blancos (35), vinos rosados (6), vinos tintos jóvenes (36), vinos tintos roble (18), vinos tinto crianza (32), vinos tintos reserva (13). En total las muestras catadas fueron 137, de las cuales el mayor grupo correspondía a vinos tintos jóvenes (26,3%) y crianzas (23,3%) y blancos (23,3%).

El prestigio del jurado está al margen de cualquier consideración. Junto a Emiliano Zamora de Alba estaban: José Serrano Cuadrillo, jefe de Servicio de Calidad de Productos Vitivinícolas de la Dirección General de Alimentación; Mario Barrera Calles, director técnico de la Denominación de Origen Vinos de Madrid; Santos Silva Alonso, representante de la cofradía de Vinos Ribera del Guadiana; Ernesto Franco Aladrén, jefe de la Unidad Técnica de Enología del Gobierno de Aragón; José Manuel Pinedo Contreras, doctor en Químicas y Enólogo; Antonio Iglesias González, director técnico del Laboratorio Enológico Extremeño; María de la Luz Alvarez Franco, representante de la Consejería de Agricultura y Desarrollo Rural; Félix Yáñez Barrau, ingeniero técnico agrícola; María Teresa Guerra Sánchez-Simón, doctora en Farmacia y enóloga; Carlos González Huerta, licenciado en Químicas; Manuel López Alejandre, ingeniero técnico agrícola; José Casal del Rey, licenciado en Químicas y diplomado superior en Viticultura y Enología.

Tras una década de catas-concurso, en total se han valorado 1.032 vinos diferentes y entregado 153 premios, entre ellos dos Grandes Espiga. Del jurado es preciso destacar su imparcialidad, anonimato, fiabilidad y su representatividad en el mundo de los vinos.

Zamora subrayó la muy buena puntuación que lograron en general los vinos tintos, lo que significa, sin duda, una recompensa al esfuerzo realizado por las bodegas extremeñas, que han orientado su producción a la elaboración de estos caldos sobresalientes.